Y por fín, llegaron mis tan
esperadas vacaciones de verano! Se veían tan lejanas hace un mes, pero todo
llega! Parón estival a mitad de año para reponer fuerzas y energía para los
últimos meses y en definitiva, para volver con más ganas a mi vida cotidiana.
Recargar las pilas es algo que
cada uno de nosotros hacemos a nuestra muy personal manera: Los hay que buscan
relax y tranquilidad para evadirse. Para otros en sinónimo de fiestas y de exprimir al máximo cada
segundo de cada día y otros aprovechan para iniciarse en nuevas actividades o
aficiones…
Supongo que el cómo ocupemos
nuestra vida diaria determinará qué haremos con todo ese tiempo libre que se
presenta ante nosotros en forma de vacaciones.
Me encanta leer los blogs en esta
época y ver como casi todos coinciden en lo que yo he querido llamar “los
buenos propósitos veraniegos”: listas infinitas repletas de consejos e ideas
variopintas para desconectar de la rutina diaria y hacer de nuestro periodo de
vacaciones un tiempo agradable.
Así que, me uno a la comunidad
bloguera en esto de los buenos propósitos para el verano y, aunque habrá por
ahí muchísimos más, os recomiendo lo siguiente:
Siesta. Yo no sé vivir sin ella! Duermo siesta a
mediodía siempre que puedo, ya sea invierno o verano. Y en vacaciones…siempre!
Cerrar los ojos alrededor de las tres de la tarde ( nunca antes de que termine
el segundo capítulo de “Los Simpsons”), con un poco de aire acondicionado o
ventilador, y un gracioso antifaz para que no me moleste la luz…y a dormir dos
horas. Dicen por ahí los estudiosos ( yo soy solamente una aficionada), que la
siesta reparadora de verdad no debe superar los cuarenta minutos de duración
aproximadamente…Pero es que yo con cuarenta minutos de siesta no me entero de
nada! Así que, que cada uno duerma cuanto quiera, que estamos de vacaciones!
Sueña. Y no, no me refiero a soñar mientras se hace la
siesta.
Como decía más arriba, a veces es inevitable que las vacaciones se
conviertan en un pequeño tiempo de reflexión y que acabemos echando un vistazo
dentro de nosotros mismos. El hacer cosas diferentes esos días también nos
ayuda a conocernos más, a imaginarnos de mil maneras, a fantasear con cosas
nuevas, a soñar. Porque hay que soñar. Si soñamos, significa que tenemos un
deseo y seguro que es más alcanzable de lo que admitimos. Ese deseo guiará
nuestros pasos hasta donde queramos llegar, pero no olvidemos disfrutar del camino
mientras el sueño se va convirtiendo en realidad.
Restaurear. No existe todavía esta palabra? Y foodie
sí? Si este verbo no existe, lo inventamos ahora mismo. Hacer la siesta y soñar
despiertos son actividades que provocan un gran apetito! Así que os propongo
buscar esta, o cualquier otra excusa para salir por la ciudad en la que nos
encontremos en los días de vacaciones, y descubrir esos sitios especiales para
comer: uno que nos recomendó un amigo, otro del que leímos buenas críticas en “Tryp Advisor” o aquel que
apareció una noche en “Callejeros”. Solos ( sí, yo a veces como sola) o
acompañados disfrutemos de la comida en estos días: de lo que siempre nos
encanta y de lo nuevo con lo que vengan a sorprendernos.
Y para quien se vea desbordado
por tanta caloría, le pondremos una tarea extra de verano: buscar una actividad
física placentera que le ayude a quemarlo todo...!
Desde el sur, os deseo a todos felices vacaciones de verano!
No hay comentarios:
Publicar un comentario