domingo, 31 de agosto de 2014

La Rentrée (o la vuelta)


Los franceses utilizan la palabra “rentrée”, que en español significa literalmente “vuelta”, para hablar de ese momento en el calendario en el que ya se ha acabado el verano, pero aún no ha comenzado el otoño oficialmente. Para ese momento en el que estamos volviendo.

 

El mundo de la moda, los blogs y las revistas han hecho suyo este término, llenando con consejos e indicaciones de cómo volver de la mejor manera posible  las mismas páginas y páginas que llenaron hace dos meses con los consejos para para pasar el mejor verano posible. Y sí, a mi me encanta leerlas y tener esa falsa ilusión de que volver a la vida diaria es cuestión de colgarte en el brazo el último modelo de algún bolso... Y como sucede con otras cosas de la vida, no es lo más importante...pero ayuda!
 
 
 

La pausa veraniega ha terminado para casi muchos: el tráfico está a punto de volver a  inundar las calles, los kioscos se llenarán de fascículos de colecciones imposibles de terminar, y El Corte Inglés ya ha empezado a recordarnos que ha llegado el momento de que volvamos “al cole”. Toca retirar el cartel de cerrado por vacaciones. Toca regresar mis valientes!
 

 
 
 
 
 
 
 

 

 
 
 

Tras los buenos propósitos para las vacaciones veraniegas de los que os hablé hace un par de entradas, Septiembre se me antoja ( y se me ha antojado siempre) como una especie de falso “Año Nuevo”, un inicio de algo que nunca llegó a terminar. Un momento de reencuentros sin que te haya dado tiempo a echar nada demasiado de menos. Un sin fin de ideas y  de proyectos nuevos, y  también de nuevas expectativas  para los objetivos viejos que se quedaron por el camino.

Septiembre es para mí el mes de los cumpleaños, el momento  de hacer  listas de deseos y de ir de tienda en tienda a la caza de ese “algo especial”.  Días de cenas decadentes de ocho platos con mis amigas de siempre y de tartas ardiendo con velas en forma de interrogante…
 



 
 

Y os diría también que Septiembre es el mes en el que empieza hacer un poco de frío, en el que las hojas se caen y el viento las arremolina en las aceras, y en el que paseando por la ciudad ves gente tomando alguna reconfortante bebida caliente tras los ventanales de alguna coqueta cafetería… Pero esto es el sur….Y nuestro volviendo es más largo, o casi mejor, es más suave. Es un volviendo en el que aún puedes tostarte bajo el sol para que el bronceado del verano no se vaya todavía, en el que te tomas un helado mientras ves los escaparates de las tiendas llenos de abrigos invernales y en el que se sigue haciendo vida nocturna casi como si todavía fuera verano.
 



 
 
 

Así que por aquí estaremos volviendo un tiempo, dándole a Septiembre un significado más particular. Felíz vuelta!

 


 

 

miércoles, 27 de agosto de 2014

De Sevilla al cielo: Las Setas


Seguís de vacaciones? Ay! Mis suertudos y suertudas! Las mías terminaron ya!

He aprovechado estos días para  “guiriar” por Sevilla y volver a ver esos sitios que me encantan, y aquí os dejo esta pequeña historia de uno de mis favoritos:



Cuando yo era pequeña y venía a Sevilla en verano a pasar las vacaciones, recuerdo que mis padres me llevaban con ellos a comprar al Mercado de La Encarnación, y que dejaban el coche en un parking justo al lado, era un solar al descubierto recubierto de albero y piedras de grava, sin una mala sombra y donde el sol picaba que daba gusto en verano. Un panorama bastante desolador, hasta para mis ojos de niña “forastera” de entonces.
 
 
 

El proyecto de mejorar esta zona y las instalaciones del Mercado existía sobre la mesa, sin embargo  llevaba parado muchos años por causas mil. Pero a principios de la década del 2000 se puso en marcha al finalmente, y comenzaron las excavaciones y las obras… y el hallazgo de ruínas y restos antiguos: Debajo de aquel parking desolador se hallaba oculta un pedacito de la Sevilla de los tartesos, de Spal como la llamaban entonces. Así que el proyecto de mejorar esta zona de la ciudad tenía que tener en cuenta que esos hallazgos pudieran ser conservados y estar cuidados.

 





 
 


De una mezcla de todos esto, crecieron unas “setas” en el parking de La Encarnación: Así les llamamos por aquí a unas estructuras gigantescas , con forma champiñonesca precisamente, que han modificado el paisaje del centro de Sevilla para siempre. Juntas engloban el Mirador, el mercado de abastos y el museo “Antiquarium”. Y lo más importante, han llenado de sombra todo el lugar!
 

Ahora Sevilla se divide en dos grupos personas: los que aman las setas y los que no. No hay indiferencia con respecto a ellas. Y como en muchas importante urbes europeas, ahora aquí también lo antiguo ha comenzado a convivir con lo nuevo: esa mezcla tan importante para que todo el mundo vea que aunque el tiempo pase, todo puede ir encajando como un puzzle.

Yo sólo puedo decir que me encantan. Que no me canso de subir arriba y deambular por el amplio mirador. Y que acabo arrastrando conmigo a amigos, a  mi familia o a quien tenga a mi lado ese día!
 



 
 
 

No es una azotea corriente, ni es como subir a una torre antigua ni a un rascacielos: es un pequeño entramado de caminitos que suben y que bajan y que por la forma en la que están dispuestos, hay veces en los que solamente ves cielo y tienes la sensación de estar flotando.








 

 

Y mientras paseas, vas viendo cachitos de Sevilla. A veces más grandes, a veces más pequeños, a veces  cachitos de Sevilla desconocidos… Las fotos que pueden tomarse aquí pueden llegar a ser muy curiosas, ya sea en un día soleado, al atardecer o de noche.
 


 

 

Sevilla vista de otra manera. Me lo pasé genial!

 

viernes, 15 de agosto de 2014

Siesta, sUeña y Restaurea


 
Y por fín, llegaron mis tan esperadas vacaciones de verano! Se veían tan lejanas hace un mes, pero todo llega! Parón estival a mitad de año para reponer fuerzas y energía para los últimos meses y en definitiva, para volver con más ganas a mi vida cotidiana.
 
 
 
 
 
 

Recargar las pilas es algo que cada uno de nosotros hacemos a nuestra muy personal manera: Los hay que buscan relax y tranquilidad para evadirse. Para otros en sinónimo  de fiestas y de exprimir al máximo cada segundo de cada día y otros aprovechan para iniciarse en nuevas actividades o aficiones…

 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 

Supongo que el cómo ocupemos nuestra vida diaria determinará qué haremos con todo ese tiempo libre que se presenta ante nosotros en forma de vacaciones.

 

Me encanta leer los blogs en esta época y ver como casi todos coinciden en lo que yo he querido llamar “los buenos propósitos veraniegos”: listas infinitas repletas de consejos e ideas variopintas para desconectar de la rutina diaria y hacer de nuestro periodo de vacaciones un tiempo agradable.

Así que, me uno a la comunidad bloguera en esto de los buenos propósitos para el verano y, aunque habrá por ahí muchísimos más, os recomiendo lo siguiente:

 

 

Siesta. Yo no sé vivir sin ella! Duermo siesta a mediodía siempre que puedo, ya sea invierno o verano. Y en vacaciones…siempre!
 
 
 
 
 
 
Cerrar los ojos alrededor de las tres de la tarde ( nunca antes de que termine el segundo capítulo de “Los Simpsons”), con un poco de aire acondicionado o ventilador, y un gracioso antifaz para que no me moleste la luz…y a dormir dos horas. Dicen por ahí los estudiosos ( yo soy solamente una aficionada), que la siesta reparadora de verdad no debe superar los cuarenta minutos de duración aproximadamente…Pero es que yo con cuarenta minutos de siesta no me entero de nada! Así que, que cada uno duerma cuanto quiera, que estamos de vacaciones!

 


Sueña. Y no, no me refiero a soñar mientras se hace la siesta.
 
 
 
 
Como decía más arriba, a veces es inevitable que las vacaciones se conviertan en un pequeño tiempo de reflexión y que acabemos echando un vistazo dentro de nosotros mismos. El hacer cosas diferentes esos días también nos ayuda a conocernos más, a imaginarnos de mil maneras, a fantasear con cosas nuevas, a soñar. Porque hay que soñar. Si soñamos, significa que tenemos un deseo y seguro que es más alcanzable de lo que admitimos. Ese deseo guiará nuestros pasos hasta donde queramos llegar, pero no olvidemos disfrutar del camino mientras el sueño se va convirtiendo en realidad.
 

 


Restaurear. No existe todavía esta palabra? Y foodie sí? Si este verbo no existe, lo inventamos ahora mismo. Hacer la siesta y soñar despiertos son actividades que provocan un gran apetito! Así que os propongo buscar esta, o cualquier otra excusa para salir por la ciudad en la que nos encontremos en los días de vacaciones, y descubrir esos sitios especiales para comer: uno que nos recomendó un amigo, otro del que leímos  buenas críticas en “Tryp Advisor” o aquel que apareció una noche en “Callejeros”. Solos ( sí, yo a veces como sola) o acompañados disfrutemos de la comida en estos días: de lo que siempre nos encanta y de lo nuevo con lo que vengan a sorprendernos.
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 

Y para quien se vea desbordado por tanta caloría, le pondremos una tarea extra de verano: buscar una actividad física placentera que le ayude a quemarlo todo...!

 

Desde el sur, os deseo a todos felices vacaciones de verano!