miércoles, 27 de agosto de 2014

De Sevilla al cielo: Las Setas


Seguís de vacaciones? Ay! Mis suertudos y suertudas! Las mías terminaron ya!

He aprovechado estos días para  “guiriar” por Sevilla y volver a ver esos sitios que me encantan, y aquí os dejo esta pequeña historia de uno de mis favoritos:



Cuando yo era pequeña y venía a Sevilla en verano a pasar las vacaciones, recuerdo que mis padres me llevaban con ellos a comprar al Mercado de La Encarnación, y que dejaban el coche en un parking justo al lado, era un solar al descubierto recubierto de albero y piedras de grava, sin una mala sombra y donde el sol picaba que daba gusto en verano. Un panorama bastante desolador, hasta para mis ojos de niña “forastera” de entonces.
 
 
 

El proyecto de mejorar esta zona y las instalaciones del Mercado existía sobre la mesa, sin embargo  llevaba parado muchos años por causas mil. Pero a principios de la década del 2000 se puso en marcha al finalmente, y comenzaron las excavaciones y las obras… y el hallazgo de ruínas y restos antiguos: Debajo de aquel parking desolador se hallaba oculta un pedacito de la Sevilla de los tartesos, de Spal como la llamaban entonces. Así que el proyecto de mejorar esta zona de la ciudad tenía que tener en cuenta que esos hallazgos pudieran ser conservados y estar cuidados.

 





 
 


De una mezcla de todos esto, crecieron unas “setas” en el parking de La Encarnación: Así les llamamos por aquí a unas estructuras gigantescas , con forma champiñonesca precisamente, que han modificado el paisaje del centro de Sevilla para siempre. Juntas engloban el Mirador, el mercado de abastos y el museo “Antiquarium”. Y lo más importante, han llenado de sombra todo el lugar!
 

Ahora Sevilla se divide en dos grupos personas: los que aman las setas y los que no. No hay indiferencia con respecto a ellas. Y como en muchas importante urbes europeas, ahora aquí también lo antiguo ha comenzado a convivir con lo nuevo: esa mezcla tan importante para que todo el mundo vea que aunque el tiempo pase, todo puede ir encajando como un puzzle.

Yo sólo puedo decir que me encantan. Que no me canso de subir arriba y deambular por el amplio mirador. Y que acabo arrastrando conmigo a amigos, a  mi familia o a quien tenga a mi lado ese día!
 



 
 
 

No es una azotea corriente, ni es como subir a una torre antigua ni a un rascacielos: es un pequeño entramado de caminitos que suben y que bajan y que por la forma en la que están dispuestos, hay veces en los que solamente ves cielo y tienes la sensación de estar flotando.








 

 

Y mientras paseas, vas viendo cachitos de Sevilla. A veces más grandes, a veces más pequeños, a veces  cachitos de Sevilla desconocidos… Las fotos que pueden tomarse aquí pueden llegar a ser muy curiosas, ya sea en un día soleado, al atardecer o de noche.
 


 

 

Sevilla vista de otra manera. Me lo pasé genial!

 

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