lunes, 31 de agosto de 2015

Caminos


Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar.

 

Yo solía pensar, hace mucho mucho tiempo, que yo  era una chica que no hacía caminos. Y que no los hacía sencillamente, porque no le gustaba hacerlos. Quizás porque la gran mayoría de los caminos que habían para hacer en ese momento llevaban implícito un fervor del que yo carecía, o eso pensaba yo.

No me gusta hablar de religión ( ni de dinero, ni política ya puestos, gran consejo de un buen amigo que tengo), porque es un tema espinoso, y rara vez la conversación acaba bien si no coincides con tu interlocutor en los puntos clave, y es bastante fácil perder los papeles por ambas partes.

Si quisiera contaros cosas de mí, quizás debería empezar por ese tema y mencionaros simplemente que nunca he sido, ni soy una persona religiosa. Signifique lo que signifique eso para cada uno de los que me leéis. Signifique lo que signifique para mí. Creo que en el post de Navidad os mencioné que yo me quedo siempre con el sentimiento pagano que tiene en el fondo todo lo que hacemos, todo lo que celebramos, todo lo que nos mueve a hacer algo, a ir a cualquier parte, a hacer cualquier camino. No voy a entrar en qué fue primero, si lo pagano o lo religioso, porque esa conversación pinta peor que la del huevo y la gallina, y  nos llevaría al origen de los tiempos,  y este post no va de eso.
 
 

 Por una vez no estoy escribiendo acerca de que nos posicionemos en un bando y enfrente de un contrario. Estoy escribiendo acerca de que, todos hacemos caminos, incluida yo misma. Diferentes caminos pero los mismos caminos al mismo tiempo. Acerca de que  todos los caminos se suelen hacer por los mismos motivos,  que en todos ellos se tienen los mismos sentimientos, esperanzas, miedos, ilusiones… y que en todos esos caminos queremos llegar a un final. Un final donde acabaremos plantados delante de lo que hemos tenido metido en nuestra cabeza ( y en nuestro corazón), lo veremos por fín ahí,  delante de nosotros. Reiremos, nos abrazaremos, lloraremos de emoción, nos temblarán las rodillas, querremos llamar (o etiquetar en Facebook, o escribir un twitt  o subir a Instagram… Esta época que nos ha tocado vivir es lo que tiene) a alguien especial que está en casa y muy lejos de nosotros en ese momento, solo para decirle: estoy aquí. Tendremos la sensación de que no necesitamos nada más, que todo tiene ya sentido, y que estamos donde tenemos que estar.
 

Caminos que se hacen cantando, escuchando música en el smartphone, bailando, viendo películas en una tablet, comiendo y bebiendo en cualquier caso, pasaporte en mano o medalla al cuello, en carreta, en coche, en avión, en metro, a caballo o en ferry. Se conquistan colinas y se trepan montañas de cristal. Se encienden hogueras, a veces con fuego y a veces con historias que cargamos desde hace tiempo. Se cruzan  puentes y sin darte cuenta, quemas otros por los que no podrás regresar…

Pero aún es pronto para hablar de regresar, porque os aseguro que ese será otro camino muy diferente a este. Será el camino que nos traiga de vuelta a casa el que nos deje un nudo en el estómago cuando sintamos que dejamos atrás un trocito de nosotros, pero será también el que nos haga descubrir que nos llevamos con nosotros un trocito de algo nuevo que nacerá de todo lo que hayamos vivido. Y quizás se nos escape alguna lágrima al caer en la cuenta de que hay caminos que no tienen fechas marcadas en los calendarios año tras año. Hay caminos que sabes que probablemente nunca más volverás a hacer. Por eso son tan especiales.

domingo, 30 de agosto de 2015

Una rentreé a lo marroquí


Dar vueltas por el centro de Sevilla pensando dónde voy a comer es un pasatiempo que me encanta. A mí…y a mi familia! Supongo que podemos aplicar aquí lo de que de casta le viene al galgo.

Hay millones de opciones, ya he hecho alusión en el blog alguna vez acerca de que los bares, restaurantes y foodie lugares en Sevilla no se acaban jamás. No hay nada que envidiar aquí a esas grandes urbes del mundo con ofertas culinarias infinitas, en Sevilla también lo son y en menos kilómetros a la redonda.

Y he descubierto con mi familia un sitio más.
 
 
 


 

 

Siguiendo nuestro plan de comida sana, o #healthyfood #healthylife para esos y esas instagrameros/as que anden ya en plena “operación vuelta a la realidad” tras las vacaciones (¡aquí os dejo una idea!), estuvimos almorzando comida marroquí en un restaurante ideal situado entre el hotel Colón y la plaza del Museo: Al Medina.

 

Los detalles, el colorido, la música, el olor, todo te hace volar a tierras lejanas, a películas, a fotos, a libros que hubiésemos leído. Todo te atrapa desde que cruzas la puerta. Porque no todo es la comida…
 








 
 
 

 Pero el hambre se hizo presente, y la carta que ofrecen es una auténtica delicia.
 



 

 

 

De primero, comenzamos con dos platos muy muy típicos, para compartir:
 
 

 

 

Hummus y cous cous

 

 

El hummus me vuelve loca, todos los garbanzos que no quise  comer cuando era una niña me los estoy comiendo ahora de mayor en forma de este curioso puré!
 



 

 

Y ensalada de cous cous, fresquita y con aroma a yerbabuena, a menta, a limón…
 


 

 

 Para comer, pedimos platos de los más variopinto cada uno:
 
 

 Keffta
 
 
 
 
 
 
 
¡Las tradicionales albóndigas de ternera y cordero que tampoco podían faltar!
 
 
 
Brochetas de cordero,¡ fue mi aportación a la mesa! Con una salsa suave de yoghourt





 
 

 

Cordero a la miel
 
 

 

 

Y Tajín de pollo con almendras
 
 

 

 

Todo absolutamente exquisito y con la sensación de estar comiendo algo preparado con esmero y lentamente.

 

Ninguna comida marroquí está completa sin un té al final!
 

 

 

Y ningún té está completo sin un pequeño amiguito dulce!
 
 
 


 
 
 
 

 

Tenéis que probar todos estos platos igual que yo tengo pendiente viajar a Marruecos alguna vez. Siempre ando metida en cruzadas más lejanas y voy dejando para más adelante lugares que están más cerca de casa, y no sé muy bien porqué. Quizás lo anglosajón y lo norteño me atraiga en el fondo más, que le voy a hacer. Pero en la lista de viajes está ya, sólo será cuestión de tiempo…

…Y felíz vuelta a tod@s!
 


 

 

 

 
Restaurante Al Medina
Calle San Roque, 13, 41001 Sevilla

954 21 54 51

martes, 25 de agosto de 2015

La salsa francesa


Nervión  es una de mis zonas favoritas de Sevilla. Quizás sea porque llevo ligada a este barrio desde los tiempos de la Universidad. La facultad donde estudié está situada por aquí, y casualidades de la vida, mis trabajos siempre han estado también en esta parte de la ciudad. Así que he tenido años y años para conocer el Nervión sevillano bastante bien.  No importa el tiempo que haga o el día que sea, suele estar siempre lleno de gente, hay siempre algo para hacer o ver. Las calles estrechas del centro aquí se ven sustituidas por amplias avenidas, no suele haber problema para aparcar ( excepto cuando hay partido de fútbol…) y los foodie lugares han proliferado por todos sitios. Lo podríamos llamar el nuevo centro de Sevilla.

 

Uno de esos foodie lugares lo tenía anotado en la agenda desde hacía tiempo, y ya tenía ganas de bloguear acerca de él!
 
 

 

Porque realmente se lo merece, Veloutè.
 



 

 

Fusión sevillano-francesa para un restaurante muy muy chic en plena avenida de la Buhaira. Sirven raciones y tapas deliciosas con una mezcla de lo mejor de ambos, lo cual siempre viene bien para darnos cuenta de todo lo que las cocinas de los países vecinos tienen en común.

Tiene una decoración igualmente mezcla entre lo moderno y lo tradicional de aquí, y es un sitio bastante amplio por lo que no suele haber problemas de hacer cola, o esperar a que quede una mesa libre.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

Vamos a comenzar con unas tostas de  lomos de sardinas ahumadas, con salmorejo y parmesano rallado…
 

 

Sabor intenso sobre pan crujiente, espectaculares.
 

 

 

Tartar de salmón con aguacate y salsa tártara
 

 

Para no parar de untar pequeños trocitos de pan. Es decir, para decirle al camarero que por favor traiga más pan. Salmón y aguacate, ¡creo que podría alimentarme exclusivamente de ambos!
 

 

 

Y para comer, COMER:

Flamenquín ibérico y pollo al estilo hindú con cous cous
 

 

El flamenquín estaba relleno de jamón ibérico, solomillo y queso payoyo. Muy rico!
 

 

Me encantó el mini trocito de algo similar a una tortilla de patatas!!
 

 

Y pollo al estilo hindú con cous cous también delicioso, con especias olorosas y un sabor inolvidable.

 

 

Veloutè podría ser un lugar ideal para una cena en grupo o en dúo. Para pedir varios platos, compartir y probar nuevas fusiones de sabores.

Y para darse una vuelta por Nervión, aquellos que no estén muy familiarizados con la zona!

¿En términos de una clasificación? Yo le daría un diez.

 

 

Veloute, pinchos y tapas

Av. de la Buhaira 23, Local 8, 41018 Sevilla

954 04 79 79