jueves, 31 de julio de 2014

Momentos Master Chef: Calabacines rellenos y chutney de manzana


Tanto haber visto cada Miércoles por la noche el programa Master Chef ha hecho que salga a la luz la pequeña cocinillas que hay en mí. Semana tras semana veía embobada cómo los participantes preparaban unos platos que a mí ni se me pasaban por la cabeza, habiendo tenido unos malos minutos para correr literalmente por un mini supermercado cogiendo unos pocos productos y evidentemente con alguna idea medio preparada en la cabeza de lo que iban a preparar. De hecho, uno de mis momentos favoritos fue una noche cuando, al abrir las cajas que les habían dado se encuentran con…azafrán! Únicamente azafrán, y como diríamos por aquí por el sur:  Habíatelas!

Empecé  a darle vueltas, y claro! era tan obvio: Saber cocinar no es solamente seguir una receta y conseguir que lo que has hecho quede rico. Es también la inventiva, el conocer las mezclas que pueden resultar originales y comestibles a la vez, lanzarse, imaginación al poder…pero sin perder el norte.

Y decidí retarme yo sola,  a ver si se me ocurría algo que, a la par que sabroso, resultara imaginativo al menos para mí, que voy a ser la única jueza en este juego ( aunque tuve muy presente las voces de Samantha , Pepe y Jordi imaginándome que me decían de todo!)

Hacía tiempo que quería preparar un chutney, esa mermelada rara tan británica que sabe  a especias por encima de todas las cosas, y como tenía manzanas por casa…adjudicada! Y que más? Como el chutney tiene bastante sabor y personalidad por sí solo, necesitaba algo sosainas para acompañarlo, alguna verdura por ejemplo. Y los calabacines se llevan el premio en lo que a verduras sosainas se refiere. Calabacines y chutney, ahí a palo seco en un plato, qué  horror. Faltaba un toque, una chispa, algo que dijera que te lo habías currado un montón preparando ese plato…et voilá! Rellenar los calabacines!

 

Vamos a necesitar lo siguiente:

2 calabacines verdes grandes

 

Para el relleno:

300gr de carne picada de ternera

1 cebolla pequeña

Aceite de oliva

Vino blanco

Sal y pimienta

 

Para el chutney:

2 manzanas de temporada

Media cebolla

Aceite

250 gr de azúcar

Medio vaso de zumo de limón

Medio vaso de agua

Pimienta, jengibre, canela y clavos ( 2 ó 3 máx).

 

Elaboración:

 





Preparar el relleno de carne, friendo la cebolla con aceite de oliva y añadiendo después la carne una vez que la cebolla esté dorada. Añadir un poco de vino blanco. Cuando veamos que está casi hecha, salpimentar al gusto. Yo os recomiendo que en esta ocasión y para esta receta, mejor quedarnos cortos sobre todo de pimienta. Un visto y no visto.





Mientras, vamos cortando los calabacines  y sacándoles a todos la carne de dentro, dejándolos justo así:



 

Con el relleno de carne picada ya preparado, y ayudándonos de una cucharita, vamos rellenando uno a uno los calabacines. Los disponemos todos en la bandeja del horno, y los introducimos a 180 grados, entre 30 y 40 minutos.
 
 

Luego , preparemos el chutney:


 Empezar friendo la cebolla en aceite de oliva. Pelamos las manzanas y las añadiremos a la cebolla picadas muy pequeñitas. Cuando veamos que la fruta empieza a dorarse añadimos el azúcar y removemos bien.





 

A continuación las especias: pimienta, jengibre, la canela y los clavos.
 
 

 

Removemos para que se ligue todo

 

Y por último añadimos el zumo de limón y el agua.

 

Hay que estar pendiente y remover, evitando que se pegue.

Estará preparado cuando el líquido se haya casi consumido y nuestra mezcla haya adquirido una textura melosa, exactamente como una mermelada.

 


Echamos un vistazo al horno  a los calabacines, que ya deberían estar listos.

 

Para presentarlo elegí añadir como guarnición al plato un poco de arroz en blanco. Realmente se podía haber servido tal cual los calabacines y el chutney. Y este es el resultado:

 


 

Yo creo que no quedaría muy descabellado en un concurso, aunque claro, yo soy yo!

 

 

 

 

domingo, 27 de julio de 2014

depiKofino


Como os contaba en la entrada anterior, el Jueves estuve celebrando el día de mi santo. Bueno, admito que todo eso de celebrar el santo es realmente una pequeña excusa para buscar un sitio especial, salir a mediodía a comer y recibir algún que otro regalito. Hacía tiempo que quería ir a un bar - restaurante de la zona de Nervión, simplemente porque el nombre del sitio me llamaba la atención: depiKofino.


Y es que no hay palabra que mi madre me dijera más a menudo durante toda mi infancia que esa: de pico fino, ante el gran número de veces que yo me negaba a comer lo que hubiera preparado (admito aquí y ahora que nunca fui una niña de buen comer y ningún argumento funcionaba conmigo) y le proponía otras delicatessens, totalmente alejadas de sus ideas de cocina tradicional.

Efectivamente, parece que este bar – restaurante comparte esta idea de mi madre y mía y he decir que no pudieron haber elegido mejor nombre: depiKofino, los ingredientes de siempre hechos de una forma diferente, especial, innovadora. Pero sin perder el sabor casero.

Nada más entrar, el toque de bar sevillano enamora: Tiene mucha luz, paredes blancas y muchos elementos ornamentales de madera. Es como estar en un pequeño espacio cerrado pero sentir que estas al aire libre. Desde que te sientas a la mesa, todo tiene un aire de mucha cercanía.

 
 
 
 
 


En la pared del fondo, me llamó la atención que había mensajes, como escritos a tiza, llenos de positivismo y buen rollo, como este:

“Cuando tengas que amar, hazlo sin seguir instrucciones, haz lo que sientas, igual que para cocinar!!!”
 
 
 
 
 
 

La carta? Me costó elegir!

 

 

Huevos rotos con patatas, morcilla de arroz y queso parmesano.

 
 


 

Una mezcla de sabores original y muuuuuy recomendable.

 

 

 

Arroz negro para continuar, con una graciosa decoración de salsa ali oli y ricos bichillos del mar:

 


 

 

O arroz Thai si preferís, aromático y con especias y coronado con una gracioso pan de gamba:

 

 

 

Y vosotros también sois de pico fino? Queréis lo de siempre hecho de una forma diferente?
 
 

 

jueves, 24 de julio de 2014

Hoy es un buen día para sonreir


Hoy es un buen día para sonreir y no lo digo solamente yo, lo dicen los de Mr Wonderful también, así que hay que tomárselo en serio!
 
 
Hoy ha sido el día de mi santo, ese día que cuando era pequeña era como una especie de pequeño cumpleaños antes de mi cumpleaños, y he recibido un regalo muy especial: un poquito de munición para esos días en los que todos necesitamos que alguien nos grite: levanta soldado!
 

 
Prometo contaros en la próxima entrada que he andado haciendo hoy.
 
Besos!

 

sábado, 19 de julio de 2014

Hamburguesa Nostra


Aquí una chica en el sur posteando desde Sevilla mientras padecemos la segunda ola de calor del verano:  este fín de semana viene aderezada con algunas nubes que, junto con las altas temperaturas, le confieren a todo el conjunto un toque de humedad y “bochorno” muy desesperante.
Pero ya conocéis mi filosofía:  la vida no para por mucho grados que marque el termómetro. Sólo es cuestión de encontrar un sitio agradable donde cenar. Me estoy planteando en serio aquello que os mencionaba el día que estuve en VIPs y hacer una ruta de hamburguesas por Sevilla ciudad, y como prueba mirad en que sitio estuve hace poco degustando una muy muy rica.



Seis plantas por encima del caluroso asfalto del centro de Sevilla, se encuentra el Espacio Gourmet de El Corte Inglés. Son varios pequeños restaurantes dedicados cada uno de ellos a una especialidad culinaria y con un sala comedor común a todos ellos, por lo que puedes pedir lo que quieras en cada uno e ir probando.

 
M y yo, que sentimos devoción por la carne picada, elegimos “Hamburguesa Nostra” para nuestra cena:  un restaurante de Hamburguesas de ternera que te permite personalizarlas a tu gusto. Nos recomendaron la hamburguesa del día y una ración de patatas bravas.  Y M y yo nos dejamos llevar, que de vez en cuando también apetece.

 

 


 
Y he aquí nuestra cena y nuestro descubrimiento:  una original hamburguesa con quesos varios y orégano ya mezclados con la carne picada, lechuga, y una suave y deliciosa salsa de huevo, aguacate y lima… Aunque os pueda parecer una mezcla de ingredientes extraña, os puedo garantizar que estaba exquisita!

 
 
 
 
 
 

 

Tras la cena, tocaba volver a poner los pies en el suelo en nuestra particular escuela de calor sevillana. Y volvimos a casa pensando ya en nuestra próxima hamburguesa a devorar.
 

 

miércoles, 16 de julio de 2014

Una tortilla diferente


Hace un tiempo decidí que no iba a preparar comidas fritas en casa. Deslumbrada por la idea de lo que me iba a ahorrar en aceite, lo sano que iba a comer a diario y lo limpia que luciría la cocina siempre sin casi esfuerzo alguno por mi parte, fue un auténtico dicho y hecho. Aproveché la ocasión perfecta cuando la freidora que tenía se estropeó y no miré atrás.

No es que fuera una decisión ultra difícil de tomar para mí porque al fín y al cabo las comidas fritas no me sientan demasiado bien, y si alguna vez quiero arriesgarme a tomar algo frito, en Sevilla y alrededores tenemos unas freidurías estupendas. Todo eran ventajas por todas partes.

Peeeeero, tuve una visión que hizo que se tambaleara mi firme decisión de “En esta casa no se fríe”: la tortilla de patatas.

Nooooo! Como iba a soportarlo? La tortilla de patatas siempre había formado parte de mí: para desayunar, para almorzar, para merendar, para cenar… Siempre ahí, igual de rica caliente o fría, con cebolla frita o sin ella, en un tupper cortadita a trocitos o en un bocata con mayonesa… Y lo ví claro, la tortilla de patatas era intocable, y yo  tenía que idear algo para hacer una tortilla de patatas sin usar ni una triste sartén, o la triste sería yo.

Posiblemente lo que se me ocurrió ya se le habrá ocurrido antes a otros muchos, pero os prometo que se me ocurrió sin más y sin recurrir a San Google: Una tortilla de patatas hecha en el horno.

 

¿Cómo?

 

Los ingredientes que yo he utilizado esta vez son estos:

Patatas ( ½ kg o un kilo, depende del tamaño del molde de horno que vayáis a utilizar)

Huevos ( yo utilicé 6)

Sal

Un poco de aceite de oliva para engrasar el molde

Y por si acaso el experimento quedaba un poco sosainas, decidí añadir también a la receta un tomate y una lata de champiñones, que la tortilla de patatas va bien con todo!

 

Y el proceso fue así:

 

Pelé las patatas y las corté en cuadrados, no demasiado pequeños.

 

Luego las puse  a hervir con agua y un poco de sal.

 


Mientras, fui batiendo los huevos, añadiéndoles también un poco de sal, y fui picando el tomate y preparando los champiñones.

 




Hay que vigilar las patatas, para que no se cuezan demasiado o al sacarlas se nos desmenuzarán. Comprobé pinchándolas con un tenedor que ya estaban listas, las aparté y las escurrí.

Luego y con cuidado de no quemarme, corté un poco más as que ví más grandes.

 




Ligué las patatas, los tomates y los champiñones con el huevo, mezclando todo bien. Y lo puse en un molde de silicona, con vistas a que al terminar todo fuera más fácil desmoldarlo.

 


Introduje todo en el horno, aproximadamente 30/35 minutos a 180 grados.

 


Y media hora después….

 



 

Tortilla de patatas al horno preparada y lista para comer! Puede que a simple vista no parezca la preciosa tortilla que todos imaginamos pero os garantizo que estaba muy rica. Ya me contareis los que lo intentéis.