domingo, 24 de mayo de 2015

Galletas de avena y chocolate


Intento ( y me gusta) ser una buena foodie, y por eso de vez en cuando hago cosas como añadir al carrito de la compra alimentos o ingredientes que nunca he usado en mi vida, porque son cool, son guays,  porque es lo que comen los foodies…como la avena. Que los dioses foodies me perdonen pero la avena me ha sonado siempre a algo que comen los animales o a algo con lo que nos duchamos los humanos.

Si sois la mitad de frikis que yo de las series y películas yanquis, la avena os sonará a  eso que desayunan ellos en forma de puré…Lo probé la primera vez que estuve por aquellas tierras y no me gustó nada, son como una especie de gachas raras!! Los británicos, mucho más elegantes ellos, también se comen esta mezcla de avena y leche a la que llaman porridge, y la aderezan con fruta salteada con mantequilla y algunas especias…Lo sé, nunca seré una foodie hecha y derecha!!

El tema es que los meses iban pasando y el paquete de avena que compré de moría de risa en la despensa de casa. A mi llegaba información por todas partes de las bondades de la avena, especialmente para desayunar, y todos los viernes me decía a mí misma al acostarme: mañana por la mañana me pongo y hago unas gachas de esas, y todos los sábados me levantaba y me abalanzaba sobre la cafetera y la tostadora!! No había manera. Y no fue hasta esta semana que, mientras me zampaba en la oficina las galletas de avena y chocolate que se había llevado mi compañera Ana, caí en la cuenta de que podía fabricarlas yo misma con la dichosa avena que tenía en casa!!!

Así que hoy Domingo por fín, con resaca post – Eurovisión y habiéndome visto ya el vídeo del sueco ganador como unas 10 veces (¡…!) , me he puesto manos a la obra.

Necesitaremos:
 
 

 

 

Lo primero es mezclar la avena, la harina ( en esto caso es integral), el azúcar, la levadura y la pizca de sal hasta que queda perfectamente ligado












 

 

Luego añadiremos el aceite
 
 

 

 

Y los huevos
 
 

 

Seguimos ligándolo todo
 

 

 

 

Y por último, añadimos las pepitas de chocolate y volvemos a mezclar.
 

 

 

Cubrimos la bandeja del horno con papel de hornear y con la ayuda de dos cucharas vamos colocando pequeñas porciones de la masa anterior.
 
 
 
 

 

Horneamos a 180 grados alrededor de 20 minutos. No os vayáis muy lejos y vigiladlas para que no se quemen demasiado por arriba.

 

¿No habéis dejado suficiente espacio entre las galletas y al hornearse todo se ha unido y parece una gran galleta gigante? OK, yo tampoco! M me ha dicho: ¡diremos que es una torta y lo serviremos así…! Que no cunda el pánico, cogemos un vaso y lo utilizamos de molde ( llegados a este punto me dí cuenta de que necesitaba moldes de galletas…en fín) para ir cortando galletas, y aquí las tenéis:

 

¡¡Bonitas, riquísimas y fáciles de preparar!!
 
 

 

A disfrutar!

martes, 19 de mayo de 2015

Aquellos maravillosos 50


Tendría gracia que con la serie “Mad Men” me ocurriese lo mismo que me ocurrió en su momento con “Perdidos”: que no haya querido saber nada de ella mientras la han estado emitiendo, pero que no pueda evitar acabar enganchándome ahora que se acerca el final…Debe ser la única serie/película situada en Nueva York que mis ojos no hayan visto, pero lo cierto es que a mí los años 50 y su estética nunca me han acabado de encajar, salvo por una excepción: los dinners.
 
 

La culpa, una vez más, es del cine, faltaría más! Quizás de Denny Zucko y Sandy entrando corriendo y agarrados de la mano en una de esas cafeterías y escondiéndose detrás de un par de cartas, o quizás de Marty McFly sentándose en la barra y pidiéndole al camarero una Pepsi sin (- ¿Sin qué? ¿Sin pagar? – dijo el camarero, un señor ya mayor con rostro serio y pensando que aquel muchacho vestido con lo que parecía ser una especie de  chaleco salvavidas,  le quería tomar el pelo). Vaaaaale, y también de mi imaginación que vuela siempre muy lejos.


 

Creo que el año pasado ya os contaba en otro post que los foodie lugares con temática americana estaban surgiendo por todas partes como las setas en otoño, pero claro no todos son iguales, ni igual de realistas, ni consiguen que te creas que estás en uno de verdad. Porque,  ¿Qué debe tener un dinner para que sea un dinner? Principalmente dos cosas:

1.       Una carta que incluya batidos ( y no hablo de los de Puleva o Choleck. Sin acritud, que soy una gran fan de ambos). Hablo de esto:
 
 

 
 

 

 

2.       Una auténtica máquina de discos para poner música
 
 

 

 

 

Si además pisamos un suelo blanco y negro cual ajedrez, el mobiliario tiene una tonalidad azul/verdoso pastel y plateado, las camareras van ataviadas con una bata rosa propia de la época, será como si hubiésemos retrocedido-trasladado a cualquier remota ciudad de los Estados Unidos de los años 50.

 
M y yo, que de vez en cuando nos entra hambre de América del Norte, nos sentamos a la mesa de Tommy Mel’s dispuestos a saltarnos cualquier norma de alimentación baja en calorías. Ya sabéis lo que os digo siempre, un día es un día y yo lo que sea por mi blog! ;)








 

Comencemos con unos nachos bien adornados con queso cheddar y salsa ranch
 



 

 

 

Para comer, M eligió al final un perrito ( gran perro mejor!) caliente con todo: tomate, lechuga, cebolla, queso cheddar y salsa relish
 

 

 

Y para mí, el sándwich Betty, de atún, mi favorito!!
 


 

 

Nos marchamos de allí felices con nuestro viaje en el tiempo, y el estómago lleno. Y mientras atravesaba la puerta de la calle e iba ya montando en mi cabeza como os iba a contar esta historia, volví a la Sevilla de 2015, la de todos los días.
 
 
En la calle Rico Cejudo S/N, frente al El Corte Inglés de Nervión, telf. 954981261. Abierto de lunes a jueves de 13.30 a 16.30 y de 20.00 a 23.30. Viernes, sábados y vísperas de festivo de 13.30 a 00.00h. Domingos de 13.30 a 23.30 Servicio de reparto a domicilio

 

domingo, 3 de mayo de 2015

Mamma, I love you



Esta mañana he madrugado. Me he levantado un poco más temprano de lo que suelo hacerlo los Domingos. He ído a la cocina, y me he puesto mano a la obra: huevos, leche, canela, pan y voilà: tostadas francesas! Y para adornar, algo de fresas y plátano. Adornamos con un poco de azúcar glas y listo! ¿Qué más? Ya se, huevos, un poco de mantequilla, sartén bien caliente y remover sin parar hasta que esté completamente hecho. Luego, voy cortando un poco de tomate y tostando un poco de pan de centeno ( ¡mi favorito!) y lo rocío con aceite de oliva. Y para beber, un English Breakfast Tea. Un poco de naranja natural para añadir al té, preparo los cubiertos y la servilleta ( de tela, que es una ocasión especial!) y fín. Miro la bandeja y no puedo evitar hacer una foto con mi teléfono, ha quedado tan bonito! ¡A mamá le va a encantar!

 
 

¿Habíais pensado que era para mí verdad? ¡Qué más quisiera yo! Pero no debo pegarme esos atracones por la mañana, y menos ahora que voy mejorando. Cojo la bandeja y me marcho. Entrega a domicilio.

Una de las ventajas de seguir teniendo llave de casa de tu familia aunque ya no vivas allí es que puede colarte la mañana del día de la Madre, antes de que se despierte nadie, y dejar la bandeja con el desayuno en la mesa de la cocina. Y volver a salir sin hacer ruido.

Me sentí un poco como la mañana del 6 de Enero, no lo pude evitar. Y empecé a pensar en la cara de mi madre cuando se levantase un rato después y se encontrara todo preparado en la cocina…! Realmente ella y yo, solemos hacer la una por la otra pequeñas cosas del estilo de esta, en cualquier momento del año. Son ya muchos años juntas y nos conocemos bien. Tengo un amiga que me dice a menudo, que por las cosas que le cuento, se nota que mi madre y yo tenemos un rollo especial. Yo no digo nada, pero quizás sea que ella para mí ha sido siempre mucho más: hace de la hermana mayor que ninguna primogénita ( ni hija única) puede tener, de amiga fiel cuando las del mundo real fallan, hace de doctora especialista de males que sólo me afectan a mí, y de hada madrina cuando el mundo se vuelve cruel. Y lo que para mí es más valioso, me hace crecer todos los días, me sigue enseñando donde siguen estando los límites aunque yo me haga mayor.
 
 

Así que, aunque realmente para mí siempre lo es, felíz día mamá!
 
 
 
 

viernes, 1 de mayo de 2015

No dar nada por hecho


Abro un ojo y alargo el brazo hasta donde calculo que debe estar mi mesita de noche. Enciendo la pantalla del móvil: Viernes, 1 de Mayo  de 2015… Cierro los ojos por un instante y me temo lo peor…Así comenzaba un post que escribí hace unos meses, el 14 de Febrero concretamente. Y esta mañana más de lo mismo, más de esos días en el año donde hay sentimientos encontrados: avisos de noticias de tinte sindicalistas desde la plataforma digital de un conocido periódico de tirada nacional, instagramers suertudos que se han ído de puente y cuelgan una foto de la zona costera donde están para que tu cabeza se acabe de montar la película, estados facebookeros de amigos que con trabajo o sin él, se indignan y quejan muy públicamente. Y pienso lo mismo que pensé la mañana del día de San Valentín, que esto es demasiado para mí a estas horas de la mañana y sin un café corriéndome por las venas. Peeeeero, el móvil parpadea con una última notificación: Un audio de whatsapp que me desea buenos días y me recuerda que hoy no es un día más, que hoy es un aniversario especial.

Trabajo y amor. Amor y trabajo. Dos cosas que nos enseñan desde bien pequeños que tenemos que buscar, conseguir, mantener,  hasta el final de nuestros días y hasta que la muerte nos separe. Dos palabras inalcanzables a veces, sobrevaloradas casi siempre, y culpables de quebraderos de cabeza mil. Nos han hecho aprender que si no las tenemos en nuestra vida nuestra valía será muy cuestionable, y acabamos aprendiendo que cuando las acabamos teniendo, no podremos relajarnos jamás. ¿Tener o no tener? Siempre la misma cuestión.

Hay alguien a quien yo quiero mucho. Es una de esas historias excepcionales de principio a fín, donde continuamente los patrones marcados y las normas convencionales de cómo hacer las cosas saltan por los aires y son sustituídos por otros menos ortodoxos…Y eso ocasiona que a veces lluevan piedras. No hay forma más poética de decirlo! Pero repito, hay alguien a quien yo quiero mucho. Es alguien que me ha enseñado a construir castillos con esas piedras, es alguien con quien comparto sueños que nadie conocerá jamás, es alguien que me mira y sabe en qué película estoy pensando, alguien que consigue que todo lo que nos rodea acabe siendo simple atrezzo de un decorado.
 


 

Yo no creo en la suerte, ni en el destino, ni en las casualidades. Creo que para que todo funcione  en estos aspectos de nuestra vida tenemos que conseguir amar nuestro trabajo y trabajar el amor, que no convertir el amor en nuestro trabajo, que no es lo mismo. Aunque de todo se ve, y a mí a respetuosa no me gana nadie, simplemente ¡¡que no venga nadie llorando luego!!Pero mientras llegamos ahí o no, todo lo que puedo deciros de lo que he aprendido es que hay que aprender a volar. Tener el valor de tener un pensamiento alegre, subir al alféizar de la ventana y saltar como hacían los hermanos Darling y Peter. Si imaginas un País de Nunca Jamás, vuela a buscarlo. Nadie nos asegura que vayamos a llegar, ni que si llegamos vaya a ser para siempre, pero sí es seguro que será un camino emocionante.