miércoles, 12 de julio de 2017

Tirarse a La Bartola



Well, well, well…

-          - Imagina que hay un incendio en tu casa, y tienes que salir corriendo. Sólo puedes llevarte unas pocas cosas, ¿qué cogerías?

Y claro, se me quedó cara de:  ¿¿¿¿ y ahora qué contesto????  Yo sin haber estudiado, y encima me toca una pregunta abierta de esas de desarrollar. Me pregunto qué fue de aquella chica empollona que se sabía todas las respuestas, a veces me sorprendo de todo lo que he cambiado…aunque igual no ha sido para tanto… No! Vuelve! No te disperses! Ay sí! El incendio.  A ver, cierro los ojos, y “estoy” en mi casa. De repente todo lo que veo a mi alrededor me parecen objetos banales y superficiales, ¿qué clase de persona sería yo si salvara parte de todo esto? Nada, esto no me sirve. ¿Dónde están las cosas importantes? Tengo que pensar rápido que me dicen que hay un incendio. De repente “estoy” en mi antigua habitación, en la que dormía y jugaba cuando era una niña, la misma en la que todavía a día de hoy me quedo a dormir cuando mi mundo real salta por los aires. Y en ese momento lo sé: Tengo que salvar lo que hay ahí dentro, por poco que sea: tengo que conseguir salir corriendo con los cuadernos llenos de mis historias, con mis muñecas, con mis libros de Disney…  Ahí estaba mi respuesta.


-          - La infancia tira mucho, eh?

¿Qué voy a contestar yo a eso?  ¡Siendo psicóloga!

Quizás no a todas las personas les tire con la misma fuerza, pero con aquella pregunta descubrí que a mí desde luego que sí. Como yo tengo ya unos años, pertenezco a esa generación que vivió su infancia en un mundo pre-tecnológico, donde el valor de las cosas que poseías siendo niño venía dado por tí mismo y por tus propias vivencias. ¿Hay algo más incalculable? Y ahora, cuando parece que hayan pasado dos millones de años y no treinta, un poco de nostalgia me invade a veces, especialmente cuando llega el verano en Sevilla.

Me descubro echando de menos cosas como  no tener mucha conciencia de cuando acababa el curso en el colegio, el aburrirme como una ostra a la hora de la siesta o el viajar lejos de mi casa a pasar el verano entero…Los famosos tres meses sin tener nada que hacer… que lejos se quedaron ya.

Tirarse a la  bartola, esa expresión que usaba mi padre conmigo cuando llegaban las vacaciones del cole, del instituto y ya por último las de la Universidad, y que evocaba a tirarte en cualquier parte literalmente a no hacer nada.



Pero no olvidemos que, por muchas historias de mí que yo os cuente, este mi blog es un blog de comida. En estos tiempos modernos que corren, y lejos de ese concepto veraniego y estudiantil de no hacer nada, La Bartola se ha convertido en un foodie lugar sevillano al que también se puede ir a no hacer nada más que no sea dejarse sorprender por todos los ricos platos que preparan. Y es un plan genial para un Domingo de esos en los que una se levanta a las tantas.







Es un restaurante lleno de colores vivos y con dos grandes ventanales por los que entra un montón de luz. Y desde que entras te invade un rollo positivo muy guay.
















La carta tiene un montón de cosas ricas. Y sí, también tienen croquetas, pero esta vez me apetecía salmorejo, otro plato del que soy una gran fan y que en verano me pierde. 


















Y éste estaba ya sabéis, para rebañar al final!







Igual me pasa con los calamares fritos, me encantan! Y aquí los sirven en una tapa bien contundente y muy muy ricos.









Espaguetis de calabacín














O calabacines convertidos en espaguetis ( si hay alguien de Italia, por favor que no se enfade demasiado…). Siempre digo que voy a comprar por Amazon un trasto de esos para hacer esto en casa… y nunca lo hago… así tengo una excusa para pedirlos cuando los vea en la carta como me ha sucedido aquí! En La Bartola los sirven calientes y con gambas, y están como para repetir unas cuantas veces!





Y para quien prefiera carne, le recomiendo este impresionante cous cous con carne, verdura y pesto!





Que estaba sabroso y con un toque de especies muy particular.






Con el estómago lleno de tantas cosas ricas y después de haber disfrutado de un ratito de dulce-no-hacer-nada o tirarme a la Bartola, tocaba ponerme en marcha y volver al mundo real. 




Y hablando del mundo real:

¿Lo soportarías ahora? Tres meses vacíos para llenarlos ( siendo realistas, claro!) con cosas que habitualmente no hacemos… o con el ritmo al cual nos hemos acostumbrado a vivir en estos tiempos... ¿Te acabarías aburriendo? Pregunta abierta, nivel de importancia alto, espero que hayas estudiado…




Bar La Bartola
Dirección: Calle San José, 24, 41004 Sevilla

Teléfono: 955 27 19 78