sábado, 28 de junio de 2014

Un poco de AIRE


Hay veces que tengo que levantar el pie del acelerador, porque tengo la sensación de que todo va tan rápido que me pierdo los detalles de las cosas, de lo que sucede a mi alrededor, de las personas que me rodean. Siento que vivo de pasada, siempre pensando en lo siguiente, siempre planeando algo para hacer en algún momento futuro para que cuando llegue el momento, no poder disfrutarlo intensamente porque ya estoy pensando en otras cosas futuras.

Por eso a veces paro y pulso un botón imaginario que dice “Stop”, y unos segundos después se hace poco a poco el silencio. Sólo estoy yo, andando por una calle. Las prisas y el estrés, los recuerdos de cosas desagradables que me hayan pasado últimamente, el cansancio y la inseguridad…A todos ellos los oigo cada vez más bajito y  cada vez más lejos. El aire se los está llevando... Entro en un  edificio, y los habré perdido de vista para siempre.
 
 






Sin relojes, y sin ventanas por las que se filtre ninguna luz, me desoriento rápidamente. Me sumerjo en una piscina de agua caliente y cierro los ojos. Las burbujas  que brotan del fondo chocan conmigo y me mecen. Y yo me dejo. El sonido del  agua hace que incluso me sea difícil escucharme a mí misma, así que silencio mi diálogo interior. Ya solamente existe piel y agua.

Mi cuerpo, cansado del bamboleo de las burbujas, pide algo más sosegado, como la tranquilidad de una sauna. Todo el ruido acuático anterior se transforma ahora en una intensa niebla, muy caliente. Y todo lo que percibo es un refrescante olor a eucalipto y una musiquilla árabe sonando de fondo. Siento que los dedos de mis manos están empezando a arrugarse y me pregunto sin éxito ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

Atontada por el calor, salgo de allí necesitando algo realmente frío, y una piscina de agua congelada me espera muy cerca. El contraste es tan brutal que llego a sentir dolor durante unos segundos, luego siento como si me encogiera y me hiciera más pequeña, como si ocupara menos espacio.

Preocupada por el estado arrugado de mis dedos, vuelvo a oro estanque esta vez con una temperatura normal. Y ahora sí, ahora ya no siento nada. Ahora tengo la certeza de que me he dejado olvidadas en la sauna y en el hamman a las pocas  preocupaciones que consiguieron colarse aquí conmigo.



Un ruido familiar me hace recordar que sigo en el mundo  real: mis tripas han venido a rescatarme de este limbo acuático y me informan que debe ser alguna hora en la que están acostumbradas a recibir algo comestible.
 
 

Cuando salgo a la calle ya es de noche, y con cada paso que doy siento como si flotara un poco. Pulso el botón imaginario que pone “Start” y todo comienza a girar otra vez.

 

Baños árabes Aire de Sevilla: Calle Aire nº 15, 41004 Sevilla. Teléfono: 955 01 00 25

 

 

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