domingo, 15 de junio de 2014

Florencia y la máquina


 
La música forma parte de mi vida a una escala que a veces me resulta difícil explicar con palabras, a veces solo lo puedo explicar con una canción precisamente. Escuchar música para transporte a otra realidad que a su vez has formado en tu cabeza a raíz de una canción que has escuchado en alguna parte. Guión y banda sonora entrelazados perfectamente y haciéndome muy difícil averiguar cuál de los dos surgió primero en mi pequeño mundo, en mi pequeña historia.
 
 
Podría empezar contando que hay una chica que se llama Florencia y que tiene una máquina de hacer música. Y como cantaban The Beatles: and I love her! No hay más palabras para describir lo que siento cada vez que escucho una canción de Florence+the machine.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Descubrí a esta formación musical  allá por el año  2010, mientras recopilaba canciones de pop y rock indie por internet. Hay canciones que cuando las escuchas la primera vez te bastan solamente unos segundos y acordes para que te atrapen y para que sepas que te van a acompañar siempre. Se unirán a un recuerdo dentro de tu cabeza y ahí vivirán eternamente, en una especie de mp3 neuronal con antiborrado de por vida incluído. No sabría decir con palabras a donde me llevó “Cosmic Love” la primera vez que la escuché: A falling star fell from your heart and landed in my eyes… Sólo que que sentí que tenía un significado tan real, que  la melodía que la acompañaba era tan mágica, y que la voz de Florence Welsh era tan poderosa, que desde entonces esta canción  tiene un hueco permanente asignado en ese mp3 tan personal.
 
 
 
 
A raíz de esto, comencé a investigar por Internet y descubrí que eran una banda inglesa con vocalista femenina que mezclaba varios géneros y que habían sacado su primer disco “Lungs” justo un año antes, en 2009. Lo escuché entero y lo volví a escuchar, escuché un disco de caras b con versiones de Florence de canciones famosas ( aviso para los nostálgicos de los 90: su versión del “Addicted to Love” de Robert Palmer es tan genial que hace que te olvides de la original y que desaparezca de tu cabeza esa visión de Tom Cruise bailándola mientras preparaba cocktails), escuché colaboraciones de Florence con otros artistas ( increíble con Calvin Harris en “Sweet Nothing”) y escuché su participación en la banda sonora de “El gran Gatsby” con “Over the Love”.

 
Aunque son un grupo británico, no hay ni una sola canción de ellos que a mí no me lleve volando directamente a Nueva York. La culpable de eso soy yo que he visto las diferentes temporadas  de Gossip Girl, serie cuya banda sonora está repleta de canciones de Florence+the machine,  hasta que los dvds han rozado el desgaste: Una canción te transporta a una fiesta playera de una residencia universitaria , otra a una persecución en limousina, y otra a una superfiesta en un hotel. Siempre he pensado que la música obra milagros, cosas imposibles que van más allá de “transportarte” a otra ciudad. Hay sitios donde no podrás llegar jamás ni con aviones ni con pasaportes, hay sitios a donde solamente te lleva la música.

 
En definitiva, Florence+the machine me hicieron descubrir no solo una banda más, sino una música y una forma de hacerla completamente diferente. Estoy segura de que siempre serán un grupo especial para mí, cuando escuche alguna canción de ellos en algún momento “remember” dentro de algunas décadas .
 
 

Como iniciaba este post, amo a Florencia y a su máquina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario