miércoles, 23 de abril de 2014

Ange ou Démon?


¿Alguna vez os habéis hecho un reportaje fotográfico porque sí? Es decir, sin que hubiera uno de esos motivos tradicionales como pueden ser: comuniones, bodas, aniversarios, graduaciones, etc…

Desde hacía un tiempo, yo tenía metida esa idea en la cabeza y era una experiencia que me llamaba la atención y que quería probar: posar, dejarte guiar por un fotógrafo y sacar cosas de uno mismo que no suelen salir a diario.

Fue por ello que decidí lanzarme. Desde el principio tuve claro que no quería acudir a los típicos estudios de fotografía para esta ocasión, y es que lo que quería hacer era demasiado personal, y temía no sentirme del todo cómoda.  Opté por llamar a una fotógrafa a la que conozco desde hace ya algún tiempo y que hace trabajos como freelance. Le encanta lo que hace y eso se nota cuando se pone detrás del objetivo. Además le encanta innovar, proponer ideas, romper con lo tradicional y tuve la corazonada de que esto que tenía en mente podía salir genial con ella.

La llamé y quedamos para vernos.  Cuando me preguntó que quería exactamente con el reportaje fotográfico, yo me quedé con la mente un poco en blanco: “pues que va a ser, pensé, ¡¡¡que me hagas muchas fotos!!!” Le estuve explicando que ya tenía un montón de fotos con cara de “niña buena”, herencia genética que le vamos a hacer. Y que me causaba curiosidad verme de otra forma, pero sin dejar de ser yo. Ella me propuso algo completamente diferente y en seguida dio con una idea genial: un reportaje metamorfosis, o algo así como ir pasando de ángel a demonio.

La idea me encantó. Empezó a hablarme de modelos de fotos, efectos, luces, posible vestuario y maquillaje, diferentes lugares tanto interiores como al aire libre para hacer las fotos… Yo no podía esperar para empezar.

 

Y llegó el gran día. Y yo estaba  nerviosa como una modelo de verdad de la buena en su primer día. ¿Qué ocurrió a continuación…? Todo empezó a fluir con una extraña normalidad…

 

......De una chica normal y del montón….
 
 
 
 
 
 

 
 
 

 


 

 


 

 

…a resaltar mi lado más dulce e inocente…
 
 
 
 
 
 

 


 


…para terminar sacando a la luz mi lado más oscuro…

 

 

 

 

Fue una experiencia increíble, y me lo pasé genial a cada minuto, tanto que no quería que se acabara!

 

Cuando tuve las fotos días después, sin saber todavía si compartirlas o no por lo vanidoso que todo esto pudiera parecer, me quedé de piedra con los resultados: todas aquellas Cristinas tan diferentes eran yo misma, pedacitos de la Cristina que sale a la calle todos los días y en los que pude ver pequeños detalles que a diario no se perciben, como si estuvieran debajo de un microscopio. Y debajo de vosotros/as: que hay?

 

 

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