viernes, 25 de diciembre de 2015

The Christmas Post ( 2015 )


¡ Feliz Navidad a todos!

He vuelto al mundo de los mortales, después del foodie-atracón de anoche.
 
 
 
 





 
 

 



 
 
 

 

 Tanto haberme pasado al lado de la comida y vida sana, me pasó factura anoche cuando de repente oleadas de chacinas, patés, quesos de todo tipo, vinitos y demás cayeron en mi estómago. Pero, ¿sabéis qué? ¡Mereció la pena! ;)
 
 




 
 


 

 
 

Una infusión de manzanilla esta mañana y asunto arreglado.

Aquí os dejo la receta del solomillo Wellington que preparé. Estuve buscando el dichoso hojaldre fresco ideal hasta la misma mañana del 24 de Diciembre, para dicha receta quedase lo más perfecta posible, y finalmente todo salió bien por la cocina en casa. Si queréis reproducirla os confesaré que tiene truco en mi caso, y que la carne fue hecha el día 23 e introducida en el frigorífico hasta el 24 por la noche, cuando preparé el hojaldre como dice la receta y enrollé la carne:


 


Y ahora que hemos comido y nos hemos saciado, quiero aprovechar este día para compartir algo.

No dejéis que pase de largo este día de Navidad sin haber pensado un poco.

La Navidad se lleva la peor parte de nosotros mismos, desde el momento en el que en nuestra vida ocurre algún suceso triste o desagradable. Como si ella fuera la única y directa culpable, la desterramos para siempre de nuestra vida, y allá por Diciembre ya sólo queremos dormirnos hasta que pase Reyes. Y lo entiendo. Yo también he pasado por Navidades duras. Y es difícil estar alegre y tener ganas de celebrar cuando nuestras circunstancias no son las que nos gustarían.

Pero pienso que quizás la Navidad llega puntual cada año justo para todo lo contrario. Para enseñarnos. Para quitarnos esos pensamientos de casas llenas de familias rebosantes de alegría que poblaban nuestra cabeza cuando éramos niños, entre otras cosas. Y para que miremos con otros ojos a esas dos o tres personas que están a nuestro lado, más cerca  o más lejos, todos los días. A nuestros incondicionales, a veces de sangre y a veces de palabra.

Así que, todo lo que os deseo por Navidad es que esos recuerdos que tenéis de tiempos en los que fuisteis felices, no os frenen para seguir fabricando nuevos recuerdos felices.

De nuevo, y de todo corazón,¡¡ feliz navidad!!
 
 

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