viernes, 1 de mayo de 2015

No dar nada por hecho


Abro un ojo y alargo el brazo hasta donde calculo que debe estar mi mesita de noche. Enciendo la pantalla del móvil: Viernes, 1 de Mayo  de 2015… Cierro los ojos por un instante y me temo lo peor…Así comenzaba un post que escribí hace unos meses, el 14 de Febrero concretamente. Y esta mañana más de lo mismo, más de esos días en el año donde hay sentimientos encontrados: avisos de noticias de tinte sindicalistas desde la plataforma digital de un conocido periódico de tirada nacional, instagramers suertudos que se han ído de puente y cuelgan una foto de la zona costera donde están para que tu cabeza se acabe de montar la película, estados facebookeros de amigos que con trabajo o sin él, se indignan y quejan muy públicamente. Y pienso lo mismo que pensé la mañana del día de San Valentín, que esto es demasiado para mí a estas horas de la mañana y sin un café corriéndome por las venas. Peeeeero, el móvil parpadea con una última notificación: Un audio de whatsapp que me desea buenos días y me recuerda que hoy no es un día más, que hoy es un aniversario especial.

Trabajo y amor. Amor y trabajo. Dos cosas que nos enseñan desde bien pequeños que tenemos que buscar, conseguir, mantener,  hasta el final de nuestros días y hasta que la muerte nos separe. Dos palabras inalcanzables a veces, sobrevaloradas casi siempre, y culpables de quebraderos de cabeza mil. Nos han hecho aprender que si no las tenemos en nuestra vida nuestra valía será muy cuestionable, y acabamos aprendiendo que cuando las acabamos teniendo, no podremos relajarnos jamás. ¿Tener o no tener? Siempre la misma cuestión.

Hay alguien a quien yo quiero mucho. Es una de esas historias excepcionales de principio a fín, donde continuamente los patrones marcados y las normas convencionales de cómo hacer las cosas saltan por los aires y son sustituídos por otros menos ortodoxos…Y eso ocasiona que a veces lluevan piedras. No hay forma más poética de decirlo! Pero repito, hay alguien a quien yo quiero mucho. Es alguien que me ha enseñado a construir castillos con esas piedras, es alguien con quien comparto sueños que nadie conocerá jamás, es alguien que me mira y sabe en qué película estoy pensando, alguien que consigue que todo lo que nos rodea acabe siendo simple atrezzo de un decorado.
 


 

Yo no creo en la suerte, ni en el destino, ni en las casualidades. Creo que para que todo funcione  en estos aspectos de nuestra vida tenemos que conseguir amar nuestro trabajo y trabajar el amor, que no convertir el amor en nuestro trabajo, que no es lo mismo. Aunque de todo se ve, y a mí a respetuosa no me gana nadie, simplemente ¡¡que no venga nadie llorando luego!!Pero mientras llegamos ahí o no, todo lo que puedo deciros de lo que he aprendido es que hay que aprender a volar. Tener el valor de tener un pensamiento alegre, subir al alféizar de la ventana y saltar como hacían los hermanos Darling y Peter. Si imaginas un País de Nunca Jamás, vuela a buscarlo. Nadie nos asegura que vayamos a llegar, ni que si llegamos vaya a ser para siempre, pero sí es seguro que será un camino emocionante.

 

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