Tendría gracia que con la serie
“Mad Men” me ocurriese lo mismo que me ocurrió en su momento con “Perdidos”:
que no haya querido saber nada de ella mientras la han estado emitiendo, pero
que no pueda evitar acabar enganchándome ahora que se acerca el final…Debe ser
la única serie/película situada en Nueva York que mis ojos no hayan visto, pero
lo cierto es que a mí los años 50 y su estética nunca me han acabado de
encajar, salvo por una excepción: los dinners.
La culpa, una vez más, es del
cine, faltaría más! Quizás de Denny Zucko y Sandy entrando corriendo y
agarrados de la mano en una de esas cafeterías y escondiéndose detrás de un par
de cartas, o quizás de Marty McFly sentándose en la barra y pidiéndole al
camarero una Pepsi sin (- ¿Sin qué? ¿Sin
pagar? – dijo el camarero, un señor ya mayor con rostro serio y pensando que
aquel muchacho vestido con lo que parecía ser una especie de chaleco salvavidas, le quería tomar el pelo). Vaaaaale, y
también de mi imaginación que vuela siempre muy lejos.
Creo que el año pasado ya os
contaba en otro post que los foodie lugares con temática americana estaban
surgiendo por todas partes como las setas en otoño, pero claro no todos son
iguales, ni igual de realistas, ni consiguen que te creas que estás en uno de
verdad. Porque, ¿Qué debe tener un
dinner para que sea un dinner? Principalmente dos cosas:
1. Una
carta que incluya batidos ( y no hablo de los de Puleva o Choleck. Sin acritud,
que soy una gran fan de ambos). Hablo de esto:
2. Una
auténtica máquina de discos para poner música
Si además pisamos un suelo blanco
y negro cual ajedrez, el mobiliario tiene una tonalidad azul/verdoso pastel y
plateado, las camareras van ataviadas con una bata rosa propia de la época,
será como si hubiésemos retrocedido-trasladado a cualquier remota ciudad de los Estados Unidos de los años 50.
Comencemos con unos nachos bien
adornados con queso cheddar y salsa ranch
Para comer, M eligió al final un
perrito ( gran perro mejor!) caliente con todo: tomate, lechuga, cebolla, queso
cheddar y salsa relish
Y para mí, el sándwich Betty, de
atún, mi favorito!!
Nos marchamos de allí felices con
nuestro viaje en el tiempo, y el estómago lleno. Y mientras atravesaba la
puerta de la calle e iba ya montando en mi cabeza como os iba a contar esta
historia, volví a la Sevilla de 2015, la de todos los días.
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