domingo, 6 de julio de 2014

Los Juegos de las Rebajas


Dos veces al año la industria de la moda decide que necesita liquidar rápidamente todo el excedente de ropa que no se haya vendido durante la temporada. Para conseguirlo abaratan los precios y ofrecen atractivos descuentos intentado llamar la atención del público…y lo consiguen. A esto le llamamos “Rebajas”.

Están muy ligadas al mundo de la moda como os digo, pero también se han sumado a las rebajas tiendas dedicadas a otro tipo de productos como tecnología, decoración, artículos para el hogar, etc…, que  conocedores de la euforia por las compras  que se apodera del personal esos días, no quieren dejar escapar la oportunidad de aumentar sus ventas y beneficios?
 

¿Precios más baratos y beneficios en aumento…? No me pidáis que lo explique, todo se resume a que la casa siempre gana, como en los casinos.

 
 
 
 
 
Yo llevo metida en este juego desde mi más tierna adolescencia. En aquel entonces yo era una fan total de las rebajas, una chica inocente que faltó a clase a primera hora en la universidad ( en el instituto era más complicado escaparse) algún 7 de Enero para hacer cola en el Zara de la Plz. Del Duque, sin desayunar y pasando frío. Y todo por la ilusión de comprar a un precio menor todo lo que durante los meses atrás no me había podido permitir con mi paga semanal, y haciendo que el dinero que me habían traído los Reyes Magos cundiera hasta la última peseta.


 Siempre he considerado que las rebajas tienen un algo de deporte de riesgo: aguante para soportar largas colas de pie para entrar en un probador y luego para pagar en caja, equilibrio para no caer por empujones varios, habilidad contorsionista para esquivar codazos ( o para darlos sin que se note que has sido tú…), reflejos oculo-manuales perfectos para  atrapar una prenda antes que nadie…Y al final la misma decepción un año tras otro, invierno o verano: eso que tanto querías…no está por ninguna parte, y a cambio acabas comprando cosas que sustituyan a eso que no has encontrado.



 
 

Unos años de Psicología más tarde, descubrí que no podía seguir acudiendo a las rebajas deseando y necesitando ( erróneamente) comprar determinadas cosas. Ahí estaba el origen de mi decepción y frustración. Lo veía todo en la dirección equivocada: Las tiendas no rebajaban el precio de lo que venden pensando en los felices que harán a millones de personas ayudándoles a conseguir por menos dinero aquello que tanto ansíaban. Lo hacen, como comenzaba este post, porque necesitan desprenderse de todo ese sobrante rápidamente. Ah! Qué duro sonaba eso en mi cabeza, me gustaba más la versión Disney rebajil!

Así fue como acabé por dejar de ver a las rebajas como la carrera de 100 metros vallas, y empecé a verla como una auténtica maratón de fondo. Muchas son las bloggers ( y no bloggers) que dan consejos para sobrevivir y no morir en el intento: armarse de paciencia, hacer una lista, no ir el primer día, etc… Es sumamente complicado! El mío, para quien lo quiera llevar a la práctica es este: concédele un minuto, solo un minuto, a cada prenda que caiga en tus manos en las rebajas. Olvídate del precio, no mires la etiqueta todavía, pregúntate: esto que tengo aquí tiene algo que ver conmigo? Cuenta mi historia? (hay que ser sinceros/as eh?). Porque como os decía hace unos cuantos posts, lo que llevamos encima nos define, lo  queramos o no. Igual hay alguien por ahí que nunca llevaría algo rebajado de precio…
 
 

¡Felices juegos de las rebajas a tod@s!

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