Dos veces al año la industria de
la moda decide que necesita liquidar rápidamente todo el excedente de ropa que
no se haya vendido durante la temporada. Para conseguirlo abaratan los precios
y ofrecen atractivos descuentos intentado llamar la atención del público…y lo
consiguen. A esto le llamamos “Rebajas”.
Están muy ligadas al mundo de la
moda como os digo, pero también se han sumado a las rebajas tiendas dedicadas a
otro tipo de productos como tecnología, decoración, artículos para el hogar,
etc…, que conocedores de la euforia por
las compras que se apodera del personal
esos días, no quieren dejar escapar la oportunidad de aumentar sus ventas y
beneficios?
¿Precios más baratos y beneficios
en aumento…? No me pidáis que lo explique, todo se resume a que la casa siempre
gana, como en los casinos.
Yo llevo metida en este juego
desde mi más tierna adolescencia. En aquel entonces yo era una fan total de las
rebajas, una chica inocente que faltó a clase a primera hora en la universidad
( en el instituto era más complicado escaparse) algún 7 de Enero para hacer
cola en el Zara de la Plz. Del Duque, sin desayunar y pasando frío. Y todo por
la ilusión de comprar a un precio menor todo lo que durante los meses atrás no
me había podido permitir con mi paga semanal, y haciendo que el dinero que me
habían traído los Reyes Magos cundiera hasta la última peseta.
Unos años de Psicología más
tarde, descubrí que no podía seguir acudiendo a las rebajas deseando y necesitando ( erróneamente) comprar
determinadas cosas. Ahí estaba el origen de mi decepción y frustración. Lo veía
todo en la dirección equivocada: Las tiendas no rebajaban el precio de lo que
venden pensando en los felices que harán a millones de personas ayudándoles a
conseguir por menos dinero aquello que tanto ansíaban. Lo hacen, como comenzaba
este post, porque necesitan desprenderse de todo ese sobrante rápidamente. Ah!
Qué duro sonaba eso en mi cabeza, me gustaba más la versión Disney rebajil!
Así fue como acabé por dejar de
ver a las rebajas como la carrera de 100 metros vallas, y empecé a verla como
una auténtica maratón de fondo. Muchas son las bloggers ( y no bloggers) que
dan consejos para sobrevivir y no morir en el intento: armarse de paciencia,
hacer una lista, no ir el primer día, etc… Es sumamente complicado! El mío,
para quien lo quiera llevar a la práctica es este: concédele un minuto, solo un
minuto, a cada prenda que caiga en tus manos en las rebajas. Olvídate del
precio, no mires la etiqueta todavía, pregúntate: esto que tengo aquí tiene
algo que ver conmigo? Cuenta mi historia? (hay que ser sinceros/as eh?). Porque
como os decía hace unos cuantos posts, lo que llevamos encima nos define,
lo queramos o no. Igual hay alguien por
ahí que nunca llevaría algo rebajado de precio…
¡Felices juegos de las rebajas a
tod@s!
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