Como os contaba en la entrada
anterior, el Jueves estuve celebrando el día de mi santo. Bueno, admito que
todo eso de celebrar el santo es realmente una pequeña excusa para buscar un
sitio especial, salir a mediodía a comer y recibir algún que otro regalito.
Hacía tiempo que quería ir a un bar - restaurante de la zona de Nervión, simplemente
porque el nombre del sitio me llamaba la atención: depiKofino.
Y es que no hay palabra que mi
madre me dijera más a menudo durante toda mi infancia que esa: de pico fino,
ante el gran número de veces que yo me negaba a comer lo que hubiera preparado
(admito aquí y ahora que nunca fui una niña de buen comer y ningún argumento
funcionaba conmigo) y le proponía otras delicatessens, totalmente alejadas de
sus ideas de cocina tradicional.
Efectivamente, parece que este
bar – restaurante comparte esta idea de mi madre y mía y he decir que no
pudieron haber elegido mejor nombre: depiKofino, los ingredientes de siempre
hechos de una forma diferente, especial, innovadora. Pero sin perder el sabor
casero.
Nada más entrar, el toque de bar
sevillano enamora: Tiene mucha luz, paredes blancas y muchos elementos
ornamentales de madera. Es como estar en un pequeño espacio cerrado pero sentir
que estas al aire libre. Desde que te sientas a la mesa, todo tiene un aire de
mucha cercanía.
En la pared del fondo, me llamó
la atención que había mensajes, como escritos a tiza, llenos de positivismo y
buen rollo, como este:
“Cuando tengas que amar, hazlo sin seguir instrucciones, haz lo que
sientas, igual que para cocinar!!!”
La carta? Me costó elegir!
Huevos rotos con patatas, morcilla
de arroz y queso parmesano.
Una mezcla de sabores original y
muuuuuy recomendable.
Arroz negro para continuar, con una
graciosa decoración de salsa ali oli y ricos bichillos del mar:
No hay comentarios:
Publicar un comentario