El verano pasado os escribí un
post hablando de las Setas de la Encarnación que tenemos en Sevilla: esas
estructuras champiñonescas situadas en el centro de la ciudad, que tras su
inauguración, hicieron posible que toda la zona
y calles de los alrededores se revitalizaran. Y es que se trata de unas
setas muy hipsters.
Los hipsters del mundo son esos seres
con ropa de algodón orgánico, gafas de pasta oscura y pelo ligeramente
alborotado, con su portátil bajo el brazo y un rollo de vida sana en un
sentido más amplio que en lo que a comida se refiere, que solían irse a vivir a
alguna zona medio abandonada de cualquier ciudad, y que conseguían con su mera
presencia y forma de vida ser el motor de cambio de la zona para convertirla en
una zona más bonita, más agradable, más hipster. La zona se revalorizaba y
encarecía y los hipsters siguientes ya no podían permitirse empezar una vida
allí, y buscaban otra zona medio abandonada para colonizar. Y así barrios
enteros, ciudades enteras…Hipstereándolo todo.
Es lo que ha pasado en Sevilla
con la zona de la Alameda de Hércules, calle Feria, Encarnación y aledaños.
Incluso he llegado a leer por ahí que a todo el conjunto se le llama cariñosamente
el SoHo Sevilla. ¡Pero qué demonios! ¡El Sojo, hombre! Que aquí no tenemos
ninguna calle que se llame Houston para hacer un juego de palabras añadiéndole
ese sufijo de Sur en inglés, para delimitar que todo lo que haya por debajo de
ella es el SoHo, o el Sojo.
Nuestro Sojo, al igual que
ocurre con los que haya en la gran mayoría de las ciudades, es una zona
bonita, agradable, con toques modernos por un lado, y de hecho a mano por otro.
Porque en el equilibrio están todas las virtudes, y lo tradicional no tiene por
qué estar reñido con lo moderno necesariamente. Con calles estrechas a veces, o
con alamedas anchas un poco más allá. Con tiendecitas coquetas que venden cosas
sencillas, como galletas, café tostado y camisetas de algodón pintadas. Puedes
tomarte un té mientras tomas prestado un libro, conseguir un trozo de mozzarella
fresca recién llegada de Italia, o puedes cenar bajo la mirada de una
exposición de lienzos itinerante. Como hicimos M y yo.
Me vais a decir que me repito,
que ya os conté el pasado invierno que estuve cenando en un lugar llamado No
Lugar bajo la mirada de lienzos pintado, igualmente. Igual de genial ,pero nada
que ver.
ArteTapas es un restaurante
plantado enfrente de una de las esquinas de las setas de la Encarnación y con
unas vistas de infarto de las mismas.
Con paredes de colores neutros y un
moderno mobiliario de madera oscura, el color viene protagonizado por la comida
y por los lienzos que se exponen en el local de forma temporal.
Tienen un rollo de mecenazgo muy
chulo, porque es una forma de dar a conocer a artistas que están empezando y a
los que a lo mejor les queda un largo camino por recorrer todavía. En este
mundo en el que todo se retwittea, se instagramiza y se comparte por Facebook, es agradable ver que todavía se ven las
fórmulas clásicas de toda la vida, las que se pueden tocar con las manos y ver
de verdad delante de tus ojos.
Que el arte me da hambre ya no es
nada nuevo para vosotros, así que vamos a echarle un vistazo a la carta:
M pidió aliño y un salmorejo que
estaba justo en su punto de ajo, cosa importante!
Y yo tomé garbanzos aliñados con
bacalao, espectaculares nivel felicitaciones al cocinero.
¿No os gustan los garbanzos? Os
gustarán después de probar estos, seguro!
Y un montadito de carne mechada, que me pueden allá donde los vea!!
Una cena saludable y rica para
una calurosa noche sevillana, de esas que no nos quieren abandonar este verano!
ArteTapas
Plaza de la Encarnación, 8, 41003 Sevilla, España
955103843
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