Hace tres semanas más o menos os
hablaba acerca de una ruta que hice por el parque natural de la Sierra Norte.
El camino que hice, y que no llegué a
completar en aquella ocasión, continuaba hasta el pueblo siguiente: Almadén de
la Plata. Y como os dije entonces, M y yo nos habíamos propuesto volver otro
día y hacer los 12 kilómetros completos. Y eso hemos hecho.
Nadie hubiera apostado a que,
después de todo lo que llovió la noche que
estuvimos cenando en Mamarracha, amanecería una mañana tan soleada y con
un sol radiante, pero este es el otoño que tenemos por aquí!
La vez anterior llegamos hasta
aquí y nos dimos la vuelta. Para que os hagáis una idea de los efectos de la
lluvia, en aquella ocasión esto no era más que un charco que se podía cruzar
andando…Así que ha quedado claro lo útiles que son esas piedras, no?
El paisaje empezó a cambiar a
partir de este punto, los espacios se abrían, los caminos se bifurcaban más y
aparecieron más arroyos.
Stonehedge? No, todavía no ;)
jejejeje
Son ruinas de alguna construcción
antigua, y sirven para pararte a comer o para entretenerte haciendo fotos
varias.
Nos las prometíamos muy felices,
cuando nos cruzamos con un ciclista que nos aseguró que solamente quedaban tres
kilómetros para llegar a Almadén de la Plata… pero no nos dijo que eran cuesta
arriba y por un camino de cabras!
Qué os voy a contar? Que de Lunes
a Viernes me paso todo el día sentada en una silla delante de un ordenador y
que en estas circunstancias mis piernas me dicen: -¿Tú de que vas?. Y por eso
precisamente lo hago, para no oxidarme del todo… Vale, y también por el subidón
de conseguir algo, en este caso físico, que sabes que te ha costado un gran
esfuerzo.
Llegué, exhausta y sin aliento,
pero llegué arriba.
Y cuando subimos fue que vimos este
adorable cartelito,
Yo no hubiera dado con un nombre
mejor.
Todavía nos quedaba un pequeño
camino hasta Almadén, que ya se veía allí abajo, pero ahora ya cuesta abajo.
Os apuntáis para una próxima vez?
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