sábado, 20 de febrero de 2016

Chía&Quinoa


¡Hoy toca cocinar chic@s!

Más bien, me tocó hacerlo a mí el pasado fín de semana, en pleno proceso febril y gripal. No me constipaba yo con fiebre y pinchazos en las articulaciones desde hace casi diez años, cuando tras una lluvia, llegué con todas las ropas mojadas a casa. Pero la gripe me pilló hace una semana y me tuve que quedar en casa el Sábado y el Domingo.

Imposible para mí eso de estar quieta en la cama o en el sofá sin hacer nada. Así que me metí en la cocina mientras dejaba que los medicamentos hicieran su trabajo conmigo.

Hacía tiempo que sentía curiosidad por dos ingredientes pequeñitos como semillas: la chía y la quinoa. Instagram se alimenta de ambas básicamente, y raro es el perfil de cualquier foodie-persona que no cuente entre sus fotos con varias recetas de ambas. Fotos preciosas en la gran mayoría de los casos, todo hay que decirlo.

La chía es una semilla de color oscuro, similar en aspecto a las diminutas pipitas que se encuentran dentro de los kiwis, que tiene asignada la cualidad de superalimento. No tiene sabor, tiene un alto índice de proteínas vegelates y tiene poder espesante cuando se mezcla con ingredientes líquidos. De ahí que preparar un pudding de chías sea realmente coser y cantar.

Aquí os dejo el enlace que utilicé:
http://thedishonhealthy.com/2016/01/04/deliciously-healthy-chia-pudding-with-all-the-toppings/                            
 un blog al cual os recomiendo que echéis un vistazo de vez en cuando, por su autora Aleyda os dará muchas ideas para todos los gustos, y publica cada receta tanto en inglés como en español. Yo introduje algunos cambios en la receta que preparé, por ejemplo no utilicé vainilla, porque he descubierto que el sabor de la leche de avena me encanta tal cual, añadí miel en lugar de sirope de arce y solamente utilicé un poco de piña al final para adornar. Aquí van las fotos de mi preparación:
 
















 
Dejé el pudding en el frigorífico hasta el día siguiente, y me lo llevé al trabajo para desayunar.



 No pude echar más de menos mi tostada con aceite de oliva, aguacate y tomate en rodajas… Realmente tenía yo necesidad de comerme aquellas semillas cuando que vivo en el epicentro de la dieta mediterránea, y en un lugar donde todavía es más barato comprar fruta que comprar una hamburguesa? Probar de lo que significa literalmente probar, sí. Sustituir nuestra gastronomía genial por alimentos como éste, no pienso hacerlo.

Segundo asalto, la quinoa.

Sigo en Instagram a los chic@s de www.concucharaytenedor.net  También tienen un blog genial, con fotos geniales de las recetas que preparan, que te abren el apetito sea la hora del día que sea. Y encima, lo mejor es que suelen ser comidas que puedes preparar para tu vida diaria real, incluso para llevártela en un tupper al trabajo. De ellos es esta receta de ensalada griega de quinoa:  
   . De nuevo en esta receta volví a hacer algunos cambios personales:  el queso feta por queso fresco, aceitunas negras por verdes y tomates cherry por tomates normales. Todo lo demás lo hice según sus pasos.

Me las prometía yo muy felices metiéndome en la cocina a preparar quinoa, cuando una amiga vía Whatsup me preavisó que debía lavarla antes. ¿Cómo que lavar? ¿Y por qué? Consulté a San Google para averiguar de qué iba aquello exactamente y voilá! La quinoa no podía consumirse directamente del paquete, por lo visto viene impregnada de una sustancia tóxica llamada saponina y que tiene propiedades similares al jabón, y encontré varios artículos que explicaban cómo lavar la quinoa debidamente antes de cocinarla… Me dio una pereza que casi tiro la toalla, pero no es mi estilo.
 



 

Total, que ahí estaba yo, lavando quinoa. Varias veces cambiando el agua, dejándola un ratito de remojo. Volviendo a lavar y cambiando el agua de nuevo… Creo que alrededor de unas diez veces, hasta que dejó que formarse costra y espumita en la parte superior. Ahí ya estuvo preparada para guisarla con el caldo de verduras que había reservado del día anterior.
 
 

 

Mientras, fue cortando todo el resto de ingredientes
 






 

 
Y preparé la deliciosa vinagreta que lleva esta receta, a base de aceite, zumo de limón, miel, orégano, perejil y pimienta.










 
 
 
 
 
 
 

 

Con la quinoa completamente guisada y enfriada, lo mezclé todo. Y me lo llevé en un tupper al trabajo al Lunes siguiente.
 
 

 

 

Al final, justo en el momento de comer, le piqué un poco de cebolla morada.

 

Estaba muy rica. Pero no soy una de esas personas a las que le encante pasarse mogollón de tiempo en la cocina con preparativos, y tener que lavar la quinoa de una forma tan exhaustiva fue el colmo de mi paciencia. En pleno siglo veintiuno, ¿ no deberían comercializar este cereal perfectamente lavado y listo para guisarlo y consumir? Los hipsters deben ser las personas con más tiempo libre del mundo, y perdón por el estereotipo. A partir de ahora me quedo con el cous cous y el arroz integral, que están también muy ricos y que no me hacen invertir el tiempo que no me sobra.

De vez en cuando hay que ser sincera también. Instagram está lleno a rebosar de postureo y de cosas que parece que a nadie les cuesta ningún esfuerzo cuando que sí que lo cuestan. Así que a nosotros y a mi incluída, no nos queda más opción que elegir qué queremos hacer.

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