domingo, 10 de enero de 2016

Fargo


No quiero quitar el árbol de Navidad. Ni el Belén. ¿Por qué tiene que acabarse ya esta época del año que me gusta tanto? Ahí sigue, verde y lleno de bolas de colores, al lado de nuestro mueble de la tele. Sin él, el rincón se quedará vacío, la casa volverá a la normalidad cotidiana de todos los días…
Tendré que ser fuerte y comportarme como una niña mayor,  y asumir que hay que volver a la rutina diaria. Y que tendré que seguir haciendo que la rutina diaria brille, y deje de ser rutina, y se transforme en algo bonito. ¿Por dónde podemos empezar…?
 
 

Quizás podríamos empezar por la mejor parte de volver a la vida cotidiana tras la Navidad: poder finalizar por fín con las comidas copiosas familiares y volver a vagar por Sevilla buscando nuevos foodie lugares para zampar. Y sin son de comida sana y orgánica como Fargo, ya habremos alcanzado un gran propósito post navideño para empezar a ver la vuelta con más ilusión.



 

Además de la comida sana y orgánica, Fargo es un restaurante con cierta filosofía “slow”. En hostelería se tiende a pensar que un restaurante donde no te atiendan rápido y te pongan la comida en la mesa al poco tiempo de haberte sentado, es un sitio donde te atienden tarde y mal. Y no es esto siempre así. Hay restaurantes para cada momento y necesidades que tengamos. Fargo es para relajarse, para escondernos un rato del mundanal ruido con nuestras personas especiales, para degustar sabores nuevos. Sin prisas y sin sofocones.
 














 

 

En la carta hay lo mejor de la tierra y del mar. Pero el mar lo voy a dejar aparcado por hoy.
 
 

 

Hummus
 

 

 

Ya me conocéis, veo hummus y me lanzo. Y pido más pan y picos! Este era especiado, mucho  más que otros que me he comido. Textura perfecta y sabor espectacular. Las berenjenas que lo adornaban hacían las veces de pan, con un sabor caramelizado que combinaba perfectamente con el hummus.
 
 

 

Crema de coliflor
 

 

 

 

Con una fina capa de maíz tostado por encima. ¡Cuánto me recordó al sabor del gofio canario!
 

 

 
 

 

Tabouléh de cous cous y brocólis.
 
 

 

Con granada y piña además del brócoli. Y un aliño fresco que tendré que practicar en casa, porque siempre que preparo cous cous se me queda bastante soso.
 



 
 
 
 

 

Y surtido de croquetas para compartir.
 
 

 

Mi favorita fue esta de espinacas y bechamel. Textura suave y sabor súper intenso.
 



 

 

Tengo que acabar admitiendo que volver a la realidad nunca fue mejor idea. Volver a descubrir nuevos restaurantes, volver a la comida sana que me está ayudando un montón, volver al trabajo, volver a ver a los amigos tras  tantas fiestas y tantos compromisos familiares… La Navidad también volverá, en menos de 365 días. Ahora me toca disfrutar del camino.

 
 


 

 

 

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