sábado, 8 de abril de 2017

Posada del Moro




“Si te sirve de algo,  nunca es demasiado tarde. O en mi caso demasiado pronto, para ser quien quieras ser. No hay límite en el tiempo, empieza cuando quieras.
Puedes cambiar o no hacerlo, no hay normas al respecto. De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa. Espero que tú saques la positiva”. (El curioso caso de Benjamin Button)



Una amiga me escribió hace poco por Whatsapp y me preguntó: ¿Cuándo vas a volver?, y le acabé dando una respuesta de esas en las que me voy por los cerros de Úbeda, que me evitara explicar porque me había “metido en la cueva”. Otra vez.

Y os puedo asegurar, que igual esta no sea la última vez que lo haga. ¿Tan difícil me llega a resultar escribir una reseña amplia de un restaurante a dónde he ido a comer, en esas situaciones en las que el mundo explota a mí alrededor? Posiblemente sí, porque nunca he estado escribiendo reseñas amplias de restaurantes donde voy a comer. Siempre escribo acerca de mí misma en restaurantes a dónde voy a comer. Y resulta que no es lo mismo. Que ahí se esconde por lo visto la gran diferencia entre ser un personaje o ser una persona. Y va a ser que esta chica en el sur, nunca fue creada como lo primero. Reviews gastronómicas hay tropecientas a lo largo y ancho de Internet. Este blog que leéis, nació como algo completamente diferente. Algo personal, algo que llevaba el cómo soy yo por todas partes. E intentaré que siga siendo así. Por eso, a veces no es fácil seguir escribiendo en el blog, cómo si no pasara nada horrible alrededor.

Llevaba ya un tiempo acordándome de un lugar al que solía ir a comer con mis padres en Navidad, en aquellos años lejanos de Instituto y Universidad. Y preguntándome si seguiría en la misma calle, con el mismo nombre, con la misma comida, con los mismos colores que yo recordaba, para que yo al volver no encontrara nada extraño como decía la canción. Si habría sobrevivido al paso y a los golpes del tiempo. Y la semana pasada llamé  por teléfono.  – Todo sigue como siempre - , me dijeron. Y escuchando estas palabras tan bonitas, me dí cuenta de que era el momento.



La Posada del Moro, está en Cazalla de la Sierra, un pueblo que no está demasiado lejos de dónde yo vivo. Puede ser una excursión en coche genial para un Domingo soleado, que tendrá un delicioso final una vez se cruce la puerta de este lugar.






Es restaurante y hotel al mismo tiempo, lleno de alfombras y colores pasteles, e inundado de ese tipo de elegancia que hace que sientas que estás en un sitio especial pero no hace que te sientas incómodo o fuera de lugar.






¿Y la carta?
¡Aquí hay algo que bien merece la pena los kilómetros en coche, y  que es petición obligada…!




Paté de venado




Ya sabéis de mi debilidad innata por el paté y las mini tostaditas. ¡Qué me cuesta parar!










Y os lo pondrán servido en la mesa así de bonito, aunque ninguna presentación, ni adorno, ni foto perfecta le hace justicia a lo rico que está!




Y hay que acabárselo todo ;)

Y ya que estamos aquí, en mitad de la Sierra, ¿qué tal si seguimos comiendo carne?


Lomo con salsa de mostaza y miel






Lo probé, y me encantó la mezcla de lo dulce y lo intenso al mismo tiempo.


Y para mí, lomo con salsa de pimienta.







Exquisito. No era picante al nivel de beberme un litro de agua, pero sí que tenía sabor de sobra.







Fue una sensación genial reencontrarme con este lugar precisamente ahora. Comprobar que pequeños lugares que conocí hace años, ahí siguen como si nada. Dándole la mano, al mismo tiempo, a las nuevas historias transitan por mi ajetreada cabeza.




Dirección: Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, 41370 Cazalla de la Sierra, Sevilla

Teléfono: 954 88 48 58

No hay comentarios:

Publicar un comentario