A mí no me gustaba tomar café.
Empecé tomando café con chocolate, como ya os conté en este
viejo post http://unachicaenelsur.blogspot.com.es/2014/03/the-starbucker.html, cuando los Starbucks proliferaban en las ciudades
europeas como si salieran de debajo de las piedras. Años más tarde, descubrí
que si me tomaba un café con leche por la mañana en ayunas, mi velocidad mental
en el trabajo se multiplicaba y me encontraba súper despierta. Y ahí estaba yo,
con mi café mañanero todos los días, incluso también cuando no iba a trabajar.
Porque el día que no tomaba café, la sensación de que el
mundo se iba a acabar lo invadía todo. El dolor de cabeza, la sensación de
lentitud… Y algunas personas me preguntan: Con solo un café al día?? Sí, con un
café, y encima con leche, al día. La cosa derivó en que todo se transformó en
un estado de semi alerta y nerviosismo, y se acabó extendiendo al resto del día. Acabé necesitando algo que me ayudara a
dormir por las noches, un antídoto para lidiar con todo aquello. Pastillas de valeriana,
infusiones de manzanilla o de tila… y cuando me ví en aquellos menesteres me
dije: ¿¿pero qué haces?? Deja el café!!
Cuando digo que voy a dejar algo, lo dejo.
Tras cuatro años intensos, mi último café oficial fue el
pasado 14 de Febrero. Y aunque al día siguiente, y al otro y al otro, me quería
morir, necesitaba cortar con todo aquella situación. Ya se sabe que las
rupturas pueden ser duras, pero siempre necesarias. Lo sé, lo sé, soy muy
radical. Que le voy a hacer. Diré en mi defensa que sí me tengo permitido un café
en situaciones extremas como son para mí los jet lags en aeropuertos, y las
mañanas después de una noche en la que no haya dormido nada por las
circunstancias buenas o malas que a veces aparecen en mi vida. Y listo.
Sin embargo, no puedo evitar que me encanten los sitios
donde sirven café, entiéndase café como café del bueno. Supongo que tienen esa
atmósfera de relax y que me gusta la sensación de que se llenen de gente que ha
decidido tomarse un rato de tiempo ( o bajarse de la vida un rato, según los
tiempos que corren) y a lo mejor quedar con alguien. Por eso no puedo evitar
que me guste Torch.
Quedé allí con mi amiga Cris hace un par de semanas, aprovechando que
ambas teníamos tiempo, y como eso es algo que nunca se sabe cuándo se va a
acabar, había que aprovechar. Torch es una cafetería que me queda muy cerca de
donde he estado yendo todo el año a prepararme el exámen de Inglés ( que mejor
no os cuento como ha quedado la cosa…), y mola un montón porque tiene ese aire
de cafetería de país nórdico, con pocas cosas, mesas largas para compartir, con
silencio alrededor, con mucha luz… y con cosas muy ricas.
Tienen su propio micro tostador de café, así que imaginaros como tendrá que ser el sabor de un café con leche normal aquí!
Aunque no todo es café en Torch. Además de servir riquísimos
descafeinados, tienen un te matcha increíble y preparan unos smoothies para
morirse!!
Especialmente éste que me pedí yo de frutas cítricas.
La cuchara para rebañar es la prueba incuestionable de que
eso que te estás comiendo está rico a más no poder….
¡¡Y he aquí la mía!!
Dejar el café no quiere decir dejar de ir a sitios tan
molones como Torch, y descubrir que existen otras muchas opciones exquisitas.
Es lo que tiene romper…. ;)
Torch Coffee Roasters
Dirección: Ave. Paseo de las Delicias, 3, 41001 Sevilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario