Ha habido alguien que me ha dicho
que eche el freno, que cómo puedo resumir San Francisco en un sola entrada de
mi blog: cuatro párrafos, algunas fotos y una canción…! Ay! Ya me huelo yo lo
que está pasando. Alguien no quiere marcharse de California todavía. Y no le
culpo. California debería cambiar su nombre a Caliguay ( señorita María
Valverde, si usted también lee mi blog me encantaría saber su opinión acerca de
que, ese brebaje que cuenta que bebe y el mencionado estado de Estados Unidos,
compartan nombre. Estoy segura de que se podría arreglar sin mayor problema) de
lo guay que es estar allí. Así y ya está. No hay más palabras, podría
enrollarme escribiendo hasta el infinito, y siempre estaría diciendo lo mismo,
que es muy guay.
Bien, volvamos a ese bis que
alguien me ha pedido y que me ha hecho sentir como una persona encima de un
escenario, teniendo que improvisar un poco sobre la marcha pero pareciendo que
todo está bajo control. A ver que sale.
Aquel sábado por la mañana, tras
haber dormido a pierna suelta después de un viaje agotador desde Los Ángeles, M
y yo nos fuimos a desayunar a Bread&Cocoa. Un foodie lugar que nos cruzamos
de camino a la zona del embarcadero. Había que coger energía porque teníamos
una misión muy peliculera aquella misma mañana.
La zona del embarcadero es muy
tranquila para pasear, ya que por allí a orillas del mar, se acaban lo de las cuestas arribas y cuestas abajo. Si la mañana
es soleada y la avenida todavía no está colapsada de turistas, es un paseo
súper agradable. Cosa que se agradece porque el conocido Pier33 al cual nos
dirigíamos estaba un poco lejos.
Efectivamente, aquella mañana
tocaba montarse en barco. Mientras aguardaba en la cola para subir al ferry (
he estado de una paciencia total, desconocida casi) miraba a mi alrededor a
aquellos y aquellas que un ratito más tarde serían mis compañeros de viaje y me
sorprendió por una vez estar en una cola donde había tanto hombre ansioso y
emocionado. Y es que el destino de ese ferry que íbamos a coger lo merecía. Yo
particularmente hubiera ocupado la mañana en algún centro comercial, cosa que
me cuidé mucho de expresarle a M ( te estás enterando ahora ;)) para evitarme
que me digas cosas como que hay sitios que hay que ver antes de morir, que si
son históricos… Vaya historia, sin los señores Nicolas Cage y Sean Connery. En
fín.
Alcatraz. Un islote de quinientos
metros cuadrados, a menos de media hora
de ferry de San Francisco, que alberga los restos de la que fue la cárcel más temida
de Norteamérica desde la década de los 30 hasta la de los años 60.
Pequeño. Eso es lo más impactante
que puedo decir del lugar. La mente de todos se encarga de que los lugares tan
renombrados, que se han ganado su lugar en la historia, parezcan grandes. Nunca
has estado, pero piensas que es grande. Y una mañana cualquiera vas por allí, y
resulta que no. Que era un sitio exclusivo con aforo limitado, para los malos
más malos. Para los doctores malignos de la época.
Un amable cartel nos dio un poco
más de información del suelo que pisábamos:
Regulation #5 Privileges: You are
entitled to food, clothing, shelter and medical attention. Anything else that
you get is a privilege. (Reglamento # 5
Privilegios: Usted tiene derecho a la alimentación, vestido, vivienda y
atención médica. Cualquier otra cosa que se obtiene es un privilegio)
Bueno, al fín y al cabo se trata
de una prisión, y no de un resort de vacaciones.
Pero os repito, fue la pequeñez
de la zona de las celdas, lo que me hizo verle más aspecto a Alcatraz de lugar de los horrores que de
prisión.
Hacía un poco de humedad dentro,
y ya se me había olvidado que habíamos llegado allí con un sol radiante!
Con la sensación rara en el
cuerpo de haber estado un ratito en una cárcel que ha sido una cárcel de verdad
de la buena, volvimos a San Francisco con un hambre voraz!!
Y tras desembarcar, seguimos con
nuestro paseo por el paseo del embarcadero, hasta llegar al muelle de los
pescadores.
No hay lugar mejor para comerse
un auténtico sándwich de cangrejo, y volver al modo de vida guay de California,
dejando a Alcatraz como un recuerdo lejano de un lugar horrible que existió una
vez.
Y ahora sí, como os dije en su
momento a través de mi cuenta de Instagram, California se ha acabado. Pero el
camino continúa…