A estas alturas de la película,
me imagino que todos los que os movéis en universos donde la comida
constituye una parte fundamental de la vida, estaréis familiarizados con ese
término que es “brunch”. Pero por si hay alguien que acaba de llegar, yo se lo
cuento.
Un brunch es cuando te levantas a
una hora en la que ya es tarde para desayunar, pero aún es pronto para almorzar.
El café de la tarde con amig@s para comentar los detalles y cotilleos de lo
noche anterior también queda infinitamente lejos. Y hay hambre… Pues alguien pensó que
la solución a este gran dilema de la vida era sentarse a la mesa allá por las
11:30h para hacer una comida que fuera mitad desayuno-mitad almuerzo. Y asunto
arreglado. Y los restaurantes encantados.
Con respecto al término, yo no
tengo ningún problema en llamarlo desayuerzo, pero he de reconocer que a los yanquis
el marketing se les da muy bien, y que brunch suena mejor.
Cuando se escribe un blog como este,
cuya base es la comida, y casi siempre comida que implica salir por ahí a descubrir
sitios y zampar, es cuestión de tiempo que la vida real llame a tu puerta y te
recuerde que eso no es real siempre a todas horas. Que también hay un montón de mañanas de
sudadera, leggins, sofá y que son precisamente esas mañanas en casa las más geniales para hacer
un brunch.
Lo bueno de estos brunch, es que
la imaginación no conoce límites y casi cualquier mezcla está permitida, así
que todos a la cocina!!
A M y a mí, unos buenos huevos revueltos
con bacon no nos los quita nadie! El secreto para nosotros está en freir bien
el bacon antes, y que quede crujiente. Hasta entonces, prohibido añadir los
huevos. Y a remover bien todo luego!
Tostadas…?
Y por qué no minipizzas???
Y aquí cada uno que elija los
ingredientes que quiera, pero os recomiendo muy mucho que no falte la mezcla de
al menos dos tipos de quesos.
En el salón, donde habíamos
dispuesto la mesa, alguien se atrincheraba y escondía para no ser visto mientras esperaba que
algo del festín fuera también para él.
Patatas fritas, con la salsa que
más os guste, o sin ninguna salsa. Zumo, porque ningún brunch está completo sin
alguno.
Fruta, imprescindible, y si es
rollo tropical como esta papaya, mejor aún! Aviso a navegantes, la papaya tiene
una sabor muy suyo, o la amas o la odias!
Tostada con aguacate y tomate, y
pan de centeno, mi favorito desde tiempos inmemoriales.
Y burbujas, burbujas siempre.
Repito que hay tantos tipos de brunchs
como tipos de personas, así que además de las ideas del nuestro el pasado
Domingo, os dejo estos dos enlaces para que lo comprobéis foto a foto, y vayáis
cogiendo ideas para el vuestro.
¡Buena digestión a todos!