Durante la semana, paso la mayor
parte de mi tiempo en Sevilla ciudad, lo cual significa madrugones, atascos,
mucho trabajo y bastante estrés. Si me hubieran dicho hace una década que yo
acabaría buscando sitios más tranquilos y sosegados los fínes de semana, me
habría reído a carcajada limpia. Pero lo cierto es que, aunque muchos Sábados y
Domingo estoy haciendo cosas por Sevilla también, hay ocasiones que apetece
desconectar y buscar algo más escondido y tranquilo.
Se llama El Almacén. Es un sitio
pequeño, por lo que es mejor reservar mesa según qué fecha, con una decoración
rústica: el salón comedor está presidido por una chimenea de leña ( que en Navidad es una delicia) y salpicado
con elementos rurales a modo de ornamentación:
A M y a mí nos encanta este lugar y
estuvimos hace poco pasando una noche tranquila.
Cuando nos trajeron la carta,
comprobé con regocijo que habían incorporado la tapa con la que participaron en
la Feria de la que os hablé hace poco: Canelón de merluza y ambas con bechamel!
Pero vayamos por partes, respiremos hondo, y disfrutemos de esos platos
tradicionales como el jamón o el “pescaíto frito”, que en un sitio como este
saben un poco mejor:
Y ahora sí, el canelón! (salivo
cual perro de Pavlov al recordarlo)
Aunque lo más auténtico en un
sitio como este, es pedir una pieza de carne jugosa y en su punto, como hizo M.
Y como lo prometido en otros posts es deuda,
aquí va el postre. Uno para cada uno, y de paso para picotear en el postre del
otro! Natillas y milhojas de merengue!