¿Recordáis aquel post que escribí
en Semana Santa? Trataba acerca de cómo es y cómo se vive en Sevilla y sobre
todo, como la sienten sus seguidores más aférrimos. Yo, con mi pasado canario
del que os hablé al iniciar toda esta aventura bloguera, difícilmente me he
llegado a sentir nunca del todo partícipe de ese sentir, por muchos años que
lleve aquí. Pero cada año que pasa entiendo más como debe ser eso… Debe ser algo
tan grande, tan intenso, tan….como es para mí la Navidad!
Desde que soy una niña, es mi
época del año favorita. Niña o mujer, esté donde esté, haya pasado lo que haya
pasado, la Navidad ha vuelto a mi vida puntual cada Diciembre y yo la he
dejado, he abierto las puertas de par en
par y he salido corriendo a buscarla. Es cierto que la vivo de una forma más
pagana que religiosa, todo hay que decirlo, y he de admitir también que es
precisamente la parte que más me divierte! La cena de Nochebuena la empezamos a
idear en casa allá por Septiembre: buscamos recetas, “inventamos” comidas con
ingredientes diferentes a ver qué tal, y hacemos algún que otro pequeño ensayo
antes para comprobar que todo vaya a salir bien antes de la gran noche! Luego viene Nochevieja, que en casa suele ser
una especie de Nochebuena informal en la que cenamos rápido y nos podemos
guapos para salir de fiesta toda la noche, a bailar, a cantar, a saltar y
gritar por la calles como si el año Nuevo pudiese oírnos y escuchar nuestras
plegarias y deseos de que venga todo lo mejor!!
Y con respecto al gran día, permitidme
que cambie de párrafo porque toda la maquinaria virtual que montamos en casa
año tras y año, y que en breve os explicaré, así lo merece:
En casa todo gira en torno al 6
de Enero. Pensamos que no hay magia mejor que levantarte una mañana y ver que
las personas que te quieren también son las que mejor que te conocen, y que te
digan todo eso en forma de regalo. Así que para que todo esto funcione,
continuamos, cual niños, redactando minuciosamente la carta de Reyes ( pero de forma responsable! Os lo prometo!). Una
vez hecha y entregada, no hay mejor forma de mantenerse ocupado y calmar los
nervios hasta la mañana del 6 de Enero que ejercer de ayudante de sus
majestades de Oriente: Cada ayudante tiene el deber de conseguir
todos los regalos de la carta que le haya sido entregada, no importa que
arduas tareas tenga que emprender para ello! Cuando los hay conseguido todos, debe
también añadir un regalo sorpresa más que el remitente de dicha carta no haya
hecho constar en la misma. Un regalo con el que consiga que la persona que lo
abra realmente se sorprenda, piense que ese
ayudante lo o la conoce muy bien y se quede sin palabras. Los regalos,
perfectamente envueltos y con nombre, no podrán abrirse hasta la mañana del 6
de Enero, cuando todos los remitentes de las cartas se reúnan y estén juntos, y
se irán abriendo según la importancia del regalo, siendo la sorpresa en cada
caso, la última…!
¿Qué si tanta tontería merece la
pena? Si algo he aprendido en los últimos 20 años es que sin tonterías todo se
viviría sin ilusión, sin emociones…y como decía hace algunos años un famoso
anuncio de coches: sin emociones sólo seríamos máquinas.
Y ya se acerca…
La siento en mis dedos, la siento en mis pies, la Navidad está
alrededor de mí…