Hay mucho más que comer en Sevilla además de sus
riquísimas tapas repartidas en bares de todo tipo, a lo largo de toda la
ciudad: tapas tradicionales, modernas, saladas, dulces, internacionales o de
cualquier parte de la geografía española, de plato contundente como para decir
basta, o de comida microscópica en un plato gigante. Siempre os lo digo, aquí
tenemos de todo.
El casco histórico de la ciudad es el epicentro de toda esta gastronomía
variada, pero si nos damos un paseo y salimos más allá, poniendo rumbo por
ejemplo a la zona de Nervión puede que nos llevemos más de una ( deliciosa)
sorpresa.
Esta foodie aventura, como no
podía ser de otra forma, empieza con una comida por todo lo alto en un sitio
absolutamente diferente para mí.
Un sitio que tiene por nombre una
palabra bonita donde las haya. Raíces.
Un nombre universal, un nombre
que todos nosotros asociamos en nuestra cabeza a algo, alguien, o a algún
lugar. Una palabra que no podemos olvidar ( o no debemos) por muy lejos que
estemos, por muy perdidos que nos encontremos. Palabra protagonista de
canciones de esas que ponen los pelos del brazo de punta, que nos hace pensar
en recuerdos pasados, que nos coge un pellizco en el estómago… Pero un pellizco
pequeñito solamente, ¡que hay que comer!
Raíces es un restaurante peruano.
Y ya sabéis que eso significa siempre ceviche. De hecho, en su interior hay una
cevichería donde ofrecen este manjar en todo su esplendor. Pero lo siento
lectores míos, en esta ocasión, esto va de carne. Sí, de carne en un
restaurante peruano, y si no me creéis, empecemos el festín:
Cartucho de chicharrones peruanos
O lo que es lo mismo, torreznos
de los buenos. Fritos, crujientes, con la parte de la carne jugosa como debe
ser. Y con un acompañamiento especial de yuca y batatas fritas con una salsa
criolla para mojar.
Da igual que no seáis de torreznos, tocino o chicharrones. Este plato es demasiado bueno como para perdérselo. Demasiado para no mojar todo en su salsa.
Papa rellena de carne.
Una deliciosa masa de patatas,
rellena con carne de ternera, huevos cocidos, aceitunas y aji amarillo.
Con una pinta así por dentro no
se puede decir que no.
Y para terminar, costilla
glaseada.
Un trozo contundente de costilla
de cerdo, confitada con hierbas andinas, con un sabor muy parecido a la mejor
de las salsas agridulces que hayáis probado jamás. Y servida sobre una coqueta cama
de yucas fritas. Fue espectacular.
Los peruanos tienen fama de tener
una cocina muy buena, cuidada y sobre todo sabrosa. Para ellos es importante
plasmar sus ingredientes y su tierra en los platos que preparan y comparten.
Sus raíces.
Aquí tenéis el que ha sido sin
duda, el almuerzo más carnívoro que he hecho hasta la fecha en mi blog. Y es
que a veces algo dentro de ti te pide que vuelvas a ciertos orígenes, antes de este pseudo-veganismo-instagramero en el que vivimos ahora. Una vuelta atrás para coger fuerzas, seguir
adelante y empezar a crear cosas nuevas dentro de ti.
Restaurante Raíces
c/ Juan de Zoyas, 5
Sevilla - 41018
695 85 56 23
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