Me acuerdo de un anuncio de
Vodafone, uno de hace ya muchos años, que decía: ¿Recuerdas cuando la palabra Q tenía tres letras?
Era por aquel entonces el boom de
los sms en los teléfonos móviles. Los famosos 160 caracteres ( que realmente
nos entrenaban a fondo para lo que nos vendría con Twitter) a los que había que
sacarle todo el partido posible, comunicando lo máximo mientras escribías lo
mínimo. En mi caso diré, que dicha filosofía de escritura se hizo extensible a
todo lo que escribía, especialmente ( y por motivos obvios) a todo lo que
escribía en las clases de la universidad. Y sí, la palabra Q perdió dos letras.
Esa nostalgia que se utiliza tan
a menudo en publicidad… Ese sentir que te tiran del brazo y que te dicen: Párate
y mira hacia atrás, algo ha cambiado y no te has estado dando cuenta… Trucos
viejos, como el carrousel de diapositivas al que Don Draper dedica un
monólogo demoledor y sin rival en la serie “Mad Men”, que a mí siempre me
atrapan y me dejan pensando. No es hasta que nos encontramos de bruces con
algún elemento del pasado, cuando caemos en la cuenta de que todo se ha estado
moviendo, todo el tiempo, nosotros también, perdiendo algunas cosas y ganando
otras.
¿Recordáis a dónde íbamos a comer
antes de que todo cambiara? Antes de que hubiera foodie lugares de diseño para
todos y por doquier, antes de que fuera misión imposible encontrar mesa sin reservar para almorzar
un Domingo. ¿Salíamos menos? ¿Comíamos y cenábamos en casa? ¿Íbamos más al
burguer, al chino y a comer kebabs? Si os cuesta trabajo recordar, os diré que
no sois los únicos.
Sin embargo, al contrario de esa
sensación de cualquier-tiempo-pasado-fue-mejor
que se nos queda en el cuerpo tras escuchar al señor Draper en aquel
capítulo de Mad Men, he de confesar que me gusta descubrir foodie lugares que
me hagan las veces de anuncio de publicidad y me hagan tener consciencia de que las cosas han
cambiado mucho, pero para mejor por una vez.
Castizo es uno de esos lugares en
los que nada más sentarte a la mesa, te preguntas ¿Dónde estaba este lugar?
¿Por qué nadie lo ideó antes? A medio camino entre cocktelería y restaurante,
con espacio de sobra alrededor para que la imaginación vuele y pensar que a
altas horas seguro que la gente se levanta y se pone a bailar ( ya os digo, que
mi imaginación es muy libre), es un sitio donde la sensación de que vas a
pasarlo bien te invade desde que cruzas su puerta.
Podréis escoger entre muchos
platos exquisitos de una carta que se nota que han cuidado mucho, y en la que
han tratado de actualizar ( pero lo justo) la comida de siempre.
Croquetas
Ya sabéis que me pierden. Que
aunque mis favoritas son las de pescado, me las como todas! Y están eran
totalmente caseras, de pollo, y de diez.
Paella
Con sabor a fín de semana, a domingo con la familia o a chiringuito de la playa. Con tinta de calamar, para
mezclar el negro con todo y hacer un pequeño lienzo de plato, que la comida nunca fue pensada como algo aburrido!
Corvina con salsa tártara ( para
mí, desde siempre, la salsa de Homer Simpson y los palitos de pescado…)
La salsa estaba muy rica, y eso
que a mí el sabor de las alcaparras no
me suele atraer demasiado!
Ningún tiempo pasado fue
necesariamente mejor si no queremos, si fabricamos algo bonito a nuestro
alrededor. Las letras de las palabras no desaparecen alegremente por el camino,
dejamos de escribirlas para hacerle sitio a todo lo bueno ( y exquisito) que queda por venir.
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