“A menos que se sepa todo a los veinte años, no se tiene ninguna
posibilidad de saber algo a los treinta y cinco” (Ernest Hemingway)
Para cuando estéis leyendo estas
líneas, al día de mi cumpleaños le quedarán escasas horas para terminar. Hace
tiempo que dejé de utilizar el día de hoy para reflexionar sobre lo que me ha
ocurrido, sobre lo que ocurrirá, sobre lo que quiero que ocurra… Un buen día me
dí cuenta de que era una grandísima pérdida de tiempo divagar tanto y entendí que
lo realmente importante era pasar a la acción.
Y aquí me teneís, yo soy la otra
chica del cumpleaños. Después de la cena que organizamos en mi casa el Sábado
con mis amigos, anoche estuve por Sevilla celebrando el mío otra vez, dos mejor
que una no creeis?
A veces las cosas pasan. A veces
la página web del restaurante al que tenías pensado ir te jura y te requetejura
que el Domingo por la noche estará abiertísimo….pero no. Persiana echada hasta
abajo y M y yo con cara de póker. Ya sé, ya sé, que en Sevilla hay un bar, un
restaurante, un gastrobar, un lo que sea en cada esquina…Podía elegir entre
rabieta infantil o improvisar sobre la marcha y cambiar el plan. Y como está
feo ponerme a patalear en la víspera de mi taytantos cumpleaños, opté por la
opción B.
Los clásicos nunca fallan. Una
está siempre buscando la alternativa modernilla y diferente, “foodie”!! y se
olvida de lo de siempre: Esos sitios que siempre están ahí esperándonos a que
nos cansemos de tanto atún con chocolate, mantequillas de mostaza, espaquettis
que parecen gulas y alguna que otra
mezcla imposible más. Veniros conmigo un ratito a Orsini!
Es un restaurante italiano
pequeñito que tienen una gran tradición y fama como pizzeros en Sevilla. Están
justo en la esquina del Paseo de Colón ( la avenida que pasa por delante de La
Maestranza) y la calle Reyes Católicos, y con vistas al puente de Triana nada
menos si os sentáis fuera!
El ambiente dentro es un
equilibrio perfecto entre el trepidante ritmo de los camareros, que suben y
bajan, van y vienen, preguntan, llevan y traen, y la tranquilidad que se respira en las mesas
de los comensales donde todo el mundo charla tranquilamente al tiempo que
degustan delicatessen italianas. Algo tendría que ver la música que sonaba! Cenamos
a ritmo de jazz, y fue una gozada porque las piezas más rápidas que sonaban parecían
que iban en sintonía con el ir y venir de los camareros, y las más tranquilas
te transportaban a otro lugar, como a una película de Woody Allen, aunque yo no
soy muy fiable con esto porque todo lo que sea jazz me recuerda a él y a sus
películas!!
Para comenzar algo de pan de ajo
En pan de mollete….mí (
esponjoso) pan favorito!
Y para comer dos pizzas súper crujientes,
así que nada de masa de dos dedos de grosor, de cinco quesos para M y de atún
para mí.
Con mogollón de queso y atún
hasta decir basta, exquisita!
A veces los planes no salen según
lo previsto. Quizás no hayamos podido alcanzar algunos deseos que teníamos,
quizás lo hagamos más adelante o quizás
haya alternativas mejores que nos empeñamos en no ver. A veces las cosas pasan,
anoche fue un restaurante…Mañana…podría ser cualquier otra cosa!
Besos cumpleañeros a todos desde
Sevilla!
PD: Algunos regalitos que me han caído este año, entre ellos el poncho que ví en Zara hace un par de semanas que me hacía taaaaanta ilusión:
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