“Si te sirve de algo, nunca es
demasiado tarde. O en mi caso demasiado pronto, para ser quien quieras ser. No
hay límite en el tiempo, empieza cuando quieras.
Puedes cambiar o no hacerlo, no hay normas al respecto. De todo podemos
sacar una lectura positiva o negativa. Espero que tú saques la positiva”. (El
curioso caso de Benjamin Button)
Una amiga me escribió hace poco
por Whatsapp y me preguntó: ¿Cuándo vas a volver?, y le acabé dando una
respuesta de esas en las que me voy por los cerros de Úbeda, que me evitara
explicar porque me había “metido en la cueva”. Otra vez.
Y os puedo asegurar, que igual
esta no sea la última vez que lo haga. ¿Tan difícil me llega a resultar
escribir una reseña amplia de un restaurante a dónde he ido a comer, en esas
situaciones en las que el mundo explota a mí alrededor? Posiblemente sí, porque
nunca he estado escribiendo reseñas amplias de restaurantes donde voy a comer.
Siempre escribo acerca de mí misma en restaurantes a dónde voy a comer. Y
resulta que no es lo mismo. Que ahí se esconde por lo visto la gran diferencia
entre ser un personaje o ser una persona. Y va a ser que esta chica en el sur,
nunca fue creada como lo primero. Reviews gastronómicas hay tropecientas a lo
largo y ancho de Internet. Este blog que leéis, nació como algo completamente
diferente. Algo personal, algo que llevaba el cómo soy yo por todas partes. E intentaré
que siga siendo así. Por eso, a veces no es fácil seguir escribiendo en el blog, cómo si no
pasara nada horrible alrededor.
Llevaba ya un tiempo acordándome
de un lugar al que solía ir a comer con mis padres en Navidad, en aquellos años
lejanos de Instituto y Universidad. Y preguntándome si seguiría en la misma
calle, con el mismo nombre, con la misma comida, con los mismos colores que yo
recordaba, para que yo al volver no encontrara
nada extraño como decía la canción. Si habría sobrevivido al paso y a los
golpes del tiempo. Y la semana pasada llamé
por teléfono. – Todo sigue como
siempre - , me dijeron. Y escuchando estas palabras tan bonitas, me dí cuenta
de que era el momento.
La Posada del Moro, está en
Cazalla de la Sierra, un pueblo que no está demasiado lejos de dónde yo vivo.
Puede ser una excursión en coche genial para un Domingo soleado, que tendrá un
delicioso final una vez se cruce la puerta de este lugar.
Es restaurante y hotel al mismo
tiempo, lleno de alfombras y colores pasteles, e inundado de ese tipo de
elegancia que hace que sientas que estás en un sitio especial pero no hace que
te sientas incómodo o fuera de lugar.
¿Y la carta?
¡Aquí hay algo que bien merece la
pena los kilómetros en coche, y que es
petición obligada…!
Paté de venado
Ya sabéis de mi debilidad innata
por el paté y las mini tostaditas. ¡Qué me cuesta parar!
Y os lo pondrán servido en la
mesa así de bonito, aunque ninguna presentación, ni adorno, ni foto perfecta le
hace justicia a lo rico que está!
Y hay que acabárselo todo ;)
Y ya que estamos aquí, en mitad
de la Sierra, ¿qué tal si seguimos comiendo carne?
Lomo con salsa de mostaza y miel
Lo probé, y me encantó la mezcla
de lo dulce y lo intenso al mismo tiempo.
Y para mí, lomo con salsa de
pimienta.
Exquisito. No era picante al
nivel de beberme un litro de agua, pero sí que tenía sabor de sobra.
Fue una sensación genial
reencontrarme con este lugar precisamente ahora. Comprobar que pequeños lugares
que conocí hace años, ahí siguen como si nada. Dándole la mano, al mismo tiempo,
a las nuevas historias transitan por mi ajetreada cabeza.
Dirección: Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, 41370 Cazalla
de la Sierra, Sevilla
Teléfono: 954 88 48 58
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