¡Hoy toca cocinar chic@s!
Más bien, me tocó hacerlo a mí el
pasado fín de semana, en pleno proceso febril y gripal. No me constipaba yo con
fiebre y pinchazos en las articulaciones desde hace casi diez años, cuando tras
una lluvia, llegué con todas las ropas mojadas a casa. Pero la gripe me pilló
hace una semana y me tuve que quedar en casa el Sábado y el Domingo.
Imposible para mí eso de estar
quieta en la cama o en el sofá sin hacer nada. Así que me metí en la cocina
mientras dejaba que los medicamentos hicieran su trabajo conmigo.
Hacía tiempo que sentía
curiosidad por dos ingredientes pequeñitos como semillas: la chía y la quinoa.
Instagram se alimenta de ambas básicamente, y raro es el perfil de cualquier
foodie-persona que no cuente entre sus fotos con varias recetas de ambas. Fotos
preciosas en la gran mayoría de los casos, todo hay que decirlo.
La chía es una semilla de color
oscuro, similar en aspecto a las diminutas pipitas que se encuentran dentro de
los kiwis, que tiene asignada la cualidad de superalimento. No tiene sabor, tiene
un alto índice de proteínas vegelates y tiene poder espesante cuando se mezcla
con ingredientes líquidos. De ahí que preparar un pudding de chías sea
realmente coser y cantar.
Aquí os dejo el enlace que utilicé:
http://thedishonhealthy.com/2016/01/04/deliciously-healthy-chia-pudding-with-all-the-toppings/
un blog al cual os recomiendo que echéis un vistazo de vez en cuando, por su autora
Aleyda os dará muchas ideas para todos los gustos, y publica cada receta tanto
en inglés como en español. Yo introduje algunos cambios en la receta que
preparé, por ejemplo no utilicé vainilla, porque he descubierto que el sabor de
la leche de avena me encanta tal cual, añadí miel en lugar de sirope de arce y
solamente utilicé un poco de piña al final para adornar. Aquí van las fotos de
mi preparación:
No pude echar más de menos mi tostada con aceite de oliva, aguacate y tomate en rodajas… Realmente tenía yo necesidad de comerme aquellas semillas cuando que vivo en el epicentro de la dieta mediterránea, y en un lugar donde todavía es más barato comprar fruta que comprar una hamburguesa? Probar de lo que significa literalmente probar, sí. Sustituir nuestra gastronomía genial por alimentos como éste, no pienso hacerlo.
Segundo asalto, la quinoa.
Sigo en Instagram a los chic@s de
www.concucharaytenedor.net También tienen un blog genial, con fotos
geniales de las recetas que preparan, que te abren el apetito sea la hora del
día que sea. Y encima, lo mejor es que suelen ser comidas que puedes preparar
para tu vida diaria real, incluso para llevártela en un tupper al trabajo. De
ellos es esta receta de ensalada griega de quinoa:
. De
nuevo en esta receta volví a hacer algunos cambios personales: el queso feta por queso fresco, aceitunas
negras por verdes y tomates cherry por tomates normales. Todo lo demás lo hice
según sus pasos.
Me las prometía yo muy felices metiéndome
en la cocina a preparar quinoa, cuando una amiga vía Whatsup me preavisó que
debía lavarla antes. ¿Cómo que lavar? ¿Y por qué? Consulté a San Google para
averiguar de qué iba aquello exactamente y voilá! La quinoa no podía consumirse
directamente del paquete, por lo visto viene impregnada de una sustancia tóxica
llamada saponina y que tiene propiedades similares al jabón, y encontré varios
artículos que explicaban cómo lavar la quinoa debidamente antes de cocinarla…
Me dio una pereza que casi tiro la toalla, pero no es mi estilo.
Total, que ahí estaba yo, lavando
quinoa. Varias veces cambiando el agua, dejándola un ratito de remojo.
Volviendo a lavar y cambiando el agua de nuevo… Creo que alrededor de unas diez
veces, hasta que dejó que formarse costra y espumita en la parte superior. Ahí
ya estuvo preparada para guisarla con el caldo de verduras que había reservado
del día anterior.
Mientras, fue cortando todo el
resto de ingredientes
Con la quinoa completamente
guisada y enfriada, lo mezclé todo. Y me lo llevé en un tupper al trabajo al
Lunes siguiente.
Al final, justo en el momento de
comer, le piqué un poco de cebolla morada.
Estaba muy rica. Pero no soy una
de esas personas a las que le encante pasarse mogollón de tiempo en la cocina
con preparativos, y tener que lavar la quinoa de una forma tan exhaustiva fue
el colmo de mi paciencia. En pleno siglo veintiuno, ¿ no deberían comercializar
este cereal perfectamente lavado y listo para guisarlo y consumir? Los hipsters
deben ser las personas con más tiempo libre del mundo, y perdón por el
estereotipo. A partir de ahora me quedo con el cous cous y el arroz integral,
que están también muy ricos y que no me hacen invertir el tiempo que no me
sobra.
De vez en cuando hay que ser
sincera también. Instagram está lleno a rebosar de postureo y de cosas que
parece que a nadie les cuesta ningún esfuerzo cuando que sí que lo cuestan. Así
que a nosotros y a mi incluída, no nos queda más opción que elegir qué queremos
hacer.
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