Le “conocí “ hace ya muchos años.
Fue un domingo, una tarde de domingo cualquiera del año
1998. El frío del mes de Enero nos empujaba a todos a huir de estar en la calle
y buscábamos un sitio cálido para pasar el rato. Yo entré en una sala abarrotada de gente. Él
estaba sentado en una mesa jugando al póker. Yo estaba absolutamente sola y
rodeada de desconocidos. Él lo iluminaba todo con su sonrisa y con sus ojos.
Nunca me pudo ver. Yo me senté. Tres
horas y cuarto después, algo dentro de mí había cambiado para siempre.
En las horas siguientes, en los días sucesivos, en los meses
que fueron pasando, nunca olvidé que había tenido que ir allí absolutamente
sola. Y quizás fue este hecho el que le daba importancia a todo aquello. Quizás
también fue aquel chico.
Aquel chico me hizo pensar. Todo lo lejos que podía alcanzar
a pensar una adolescente de dieciocho años, como yo entonces. Una chica que
quería que alguien la despertara, pero no con un beso de príncipe, sino con un
tirón del brazo. Alguien que pusiera mi vida patas arriba. Un plan que no fuera
el típico plan. Nada de sota, caballo y rey. Quería llorar. Fracasar y
levantarme todas y cada una de las veces. Sentir lo que era tener el corazón
roto. Reirme. Ser capaz de amar a alguien más de lo que me amaba a mí misma.
Saltar. Volar.
Pensar no siempre lleva a poner algo en práctica al momento,
y debe ser porque esta cosa de madurar lleva su tiempo. El tiempo pasaba. Yo
crecía y aquel chico también . Yo le veía año tras año, haciéndose cada vez más
mayor, más serio, más seguro de sí mismo. Encontrando su sitio, a la misma vez
que yo también iba poco a poco encontrando el mío, sin sotas, sin caballos y
sin reyes. Justo como lo soñaba.
Y supongo que de ahí venga esta cosa especial que todavía siento
por aquel chico, más cercana a lo platónico que a lo real, todo hay que
decirlo. Quizás fue él quien dentro de mi cabeza me tiró imaginariamente del
brazo para que mis ojos se fueran abriendo, para que no tuviera miedo de salir
al mundo a buscar exactamente lo que quería de la vida. Quizás fue el momento
perfecto, quizás fue todo.
Por eso es tan importante para mí que aquel chico, por fín,
gane su primer Oscar mañana por la noche. Por lo que representa para mí dentro
de mi pequeña historia personal, y por lo mucho que he leído que representa
para toda la generación de los que nacimos entre los 70 y los primeros años de
los 80,
Buena suerte Leo!
I just "knew" him many years ago.
It was a Sunday, a Sunday afternoon any of 1998. The cold of
January pushed all of us to escape from being on the street and looking for a
warm place to hang out. I walked into a crowded room of people. He was sitting
at a table playing poker. I was all alone, surrounded by strangers. He lit everything
with his smile and his eyes. He could never see me. I sat. Three hours and
fifteen minutes later, something had changed inside of me, forever.
In the following hours, on successive days, in the months
they went by, I never forgot that I had
to go there all alone. And perhaps it was this fact that gave importance to
all. Perhaps it was also that guy.
That guy made me think about. As far as a teenage girl of
eighteen like me could reach to think . A girl who wanted someone to help to
waking up, but not with a kiss of a charming prince, but with a pull arm.
Someone put my life upside down. A plan that is not the typical plan. Nothing
jack, queen and king. I wanted to cry. Fail and get up every single time. Feel
what it was a broken heart. Laugh. Being able to love someone more than I loved
myself. Jump. Fly.
Think not always lead to put something into practice at the
time, and it should be because this thing takes time to mature. Time passed. I
was growing up and that guy grew too. I saw him year after year, becoming
older, more serious, more confident. Finding his site, at the same time I was
also going slowly finding my own, without
jacks, without queens and without kings. Just like I’ve dreamed.
And I suppose this is why I still feel theses special
feelings for that guy, closer to the platonic than the real love, I must say
come. Perhaps he was the person who, inside my head, pulled my arm and helped to
my eyes were opened, so that was not afraid to go into the world to find
exactly what I wanted from life. Maybe it was the perfect time, maybe it was
all over.
Therefore it is very important to me that this guy finally
win his first Oscar tomorrow night. For what he represents for me inside my
little personal story, and so much that I read it represents for the whole
generation of those people born between 70 and early 80s,
Good luck, Leo!
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